Ahora como técnico, Morientes se mide esta jornada a La Roda desde el banquillo del Fuenlabrada. Por eso, hemos querido recordar la historia de cómo llegó al Alba. Lo hizo siendo Juvenil de primer año, en la temporada 92-93 y lo hizo al estilo, como cuentan las viejas historias, de la llegada al Madrid de Stielike cuando Bernabéu fue a Alemania a ver a otro jugador pero lo fichó a él. En este caso, y como recuerda Ginés Meléndez «fuimos mi amigo Antonio flores y yo a ver un partido que había montado Enrique De La Rosa en el Salto del Caballo entre una Selección de jugadores de Toledo y el Toledo juvenil, para ver a un jugador que se llamaba Mejia, pero ya en el descanso le pregunté a Flores quién le había gustado y me dijo que Morientes, como me había pasado a mí. Así llegó Morientes al Alba, un jugador que en ese partido jugó de extremo izquierda “y partiendo de ahí hizo una jugada típica de él de echarse el balón por detrás para irse del defensa y así se plantó delante del portero y marcó”, como recuerda Meléndez. «Lo que le vimos es que tenía un gran potencial y que en un par de años iba a ser muy bueno, eso es lo más importante para descubrir jugadores, ver dónde pueden llegar en un futuro». «Lo seguimos hasta que pudimos traerlo. No fue muy difícil porque el presidente del Sonseca entonces estaba en la Federación de Castilla- La Mancha como yo y había un buen trato entre ambos». «Hablamos con los padres y nos eligieron por delante del Real Madrid, que también estaba muy interesado. Entonces el Albacete estaba muy bien considerado, ya que teníamos una red de ojeadores grandes por toda la región, eso posibilitó que vienen jugadores de la talla de Morientes o Jesús Muñoz».
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