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Pepe Carcelén, entonces en la 91-92 actuaba de secretario técnico, vio un partido del Bolivar en un video y ya le impresionó Marco Antonio Etcheverry Vargas que entonces tenía 20 años. El jugador marcó en ese año 21 goles, en 41 partidos. Se cogió la maleta y se fue a Bolivia a confirmar lo que intuyó por televisión y no dudó en traérselo para el Albacete, que por primera vez en su historia iba a jugar en Primera. Vino cedido con opción de compra que el club no ejecutó.