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IMPRESIONANTE INCENDIO EN UN ASENTAMIENTO EN EL CAMPUS DE ALBACETE… OTRA VEZ PIERDE EL QUE NADA TIENE

Fría noche del lunes 13 de febrero en Albacete, pasan las 22:30 horas y varios mensajes de lectores nos alertan por las redes sociales: Algo está ardiendo por cerca del Campus y las llamas alcanzan una gran altura. Cuando llegamos a la zona nos topamos de nuevo con que se trata de un asentamiento lo que está ardiendo, probablemente por la manera en que quienes aquí tratan de sobrevivir día a día intentaban vencer las bajas temperaturas.

El suceso nos recuerda al ocurrido cerca de un mes por la carretera de Valencia y en un primer momento hace pensar que aquí también pudiera haber alguna víctima. Pero en cuanto vemos a sus moradores observando el fuego vemos que no, que víctimas no hay, al menos por el incendio. Son víctimas del sueño que un día buscaron en España, el sueño por el que lo dejaron todo y que acabó tornándose en pesadilla, en la que cerca de esta medianoche irrumpía, para colmo, el fuego con grandes llamas.

Este es uno de los asentamientos, principalmente de familias rumanas, que el Colectivo de Apoyo al Inmigrante tiene ‘censados’ en Albacete. Aquí vienen con frecuencia para facilitarles ropa y alimentos y en esta zona tienen constancia incluso de que viven, o insistimos más bien sobreviven, niños. Hoy lo han perdido todo, no tenían mucho pero se han quedado sin nada.

Los habitantes de este asentamiento saben que todos los que aquí residen están localizados y bien, quizás eso hace que con gesto más sereno observen, sin derramar una lágrima, cómo arde lo poco que tienen. Quizás pensando en “ya buscaremos otro sitio, tampoco teníamos nada”. Se tienen unos a otros y la compañía de unas pocas mantas y botellas de butano que han podido rescatar del incendio –suerte porque sus consecuencias podrían haber sido peor de haber ardido esas botellas- es lo único que tienen en una fría noche. Ellos están rodeados de medios de comunicación, hasta el punto que uno de sus moradores nos pide que le hagamos una fotografía y le saquemos, puede que para hacer de altavoz de una realidad sobre la que, eso sí, no quieren hablar.
Ven trabajar a los Bomberos mientras la Policía Local les indica que no pueden pasar ahí la noche. Fieles compañeros de viaje no olvidan tampoco a sus mascotas y a alguna pareja la vemos partir con la única compañía de su perro y una botella de butano. No lloran, han sufrido ya demasiado y pensarán que al menos podrán seguir todos juntos de nuevo, buscando otro lugar al que volver todos después de una larga jornada de trabajo, si ha habido suerte y ese día ha salido jornal. Un lugar al que difícilmente la mayoría de nosotros llamaría hogar y en el que tratar de seguir peleando por un futuro que no ven fácil alcanzar.

Como esa maldita línea que separa el llamado primer mundo del tercero, al otro lado de la carretera numerosos vecinos se concentran para ver lo sucedido. Un suceso que podría haber acabado en tragedia personal vuelve a evidenciar las desigualdades del sistema.

Mañana los habitantes de este asentamiento tendrán que seguir buscándose la vida. Tendrán el apoyo de organizaciones como Cruz Roja o el Colectivo de Ayuda al Inmigrante, pero no cabe duda de que hacen falta más recursos por parte de todas las administraciones para evitar situaciones como esta.

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