0 comment

INIESTA SE BORRA DEL ALBA

Que nadie entienda el titular de esta noticia como una crítica destructiva que no es más que un juego de palabras con la imagen que vimos de las camisetas del equipo en el primer amistoso de pretemporada contra La Gineta pero que nos deja hacernos una idea de la situación de incertidumbre que rodea de nuevo al Albacete Balompié, tras la dimisión del Consejo de Administración poco más de una semana después de que el padre del máximo accionista, José Antonio Iniesta, dijera en rueda de prensa que estarían un año más.

Justifica su consejo la decisión anunciada este viernes en que han perdido el apoyo deportivo e institucional y han cargado en general contra los medios de comunicación. Qué casualidad que todos los consejos del Alba cuando las cosas han ido mal en el club han cargado contra los medios, pero cuando nos llamaron a todos –y decimos a todos sin excepción- para que apoyáramos a llenar el Belmonte en la final de los play off contra el Oviedo no eran tan críticos con las noticias. Y nosotros encantados de ayudar al Alba a luchar por un ascenso que no llegó y que tantos problemas habrían solucionado.

Al César lo que es del César y lo cierto es que el Albacete Balompié ha podido sobrevivir en el infierno de Segunda B gracias a Don Andrés Iniesta, ese jugador natural de Fuentealbilla que lo ha conquistado todo en el mundo del fútbol pero que pasa parte de sus vacaciones en La Manchuela como un vecino más, que tiene los pies en la tierra y a quien no ha debido agradar las situaciones que comenzaban a vivirse tras la presentación del ERE de extinción de todos los puestos de trabajo. Pero también es cierto que José Antonio Iniesta no puede obviar que en su última aparición le perdieron las formas en el tema de los trabajadores y se expuso él solo a la opinión pública y la presión mediática. Seguro que ya está arrepentido de la actitud que demostró, pero las formas fueron las que fueron y no pueden culparnos de ello a los medios.

Algunos recuerdan que la Familia Iniesta no ha donado todo el dinero que ha puesto en el Albacete Balompié –algo más de un millón de euros- sino que algunas aportaciones son préstamos que cobrará –si es que la sociedad no se disuelve y efectivamente pierden todo-. Sí, pero esto no se le puede reprochar porque tampoco había nadie más dispuesto a prestarlo y, de no haber sido por ellos, el Albacete Balompié habría descendido a Tercera a finales de junio al no pagar a los jugadores.

Pero este apoyo por el que toda la afición le estará siempre agradecido al grande de Andrés Iniesta no autoriza al Consejo a perder las formas de la manera en que a veces las han perdido, con los trabajadores o incluso amenazando a algún medio. No ha sido nadie que lleve el apellido Iniesta pero sí quien trabaja para ellos.

El caso es que el Consejo tiene todo el derecho del mundo a dimitir –irse tendrá que ser cuando se celebre la Junta Extraordinaria porque los Estatutos del club no contemplan la figura de una comisión gestora- pero deberían haber reconocido también algunos de sus errores. Critican que los medios han hablado de inversores cuando ellos mismos han concedido entrevistas diciendo que estaban negociando la llegada de un inversor y poco menos que por ahí pasaba la salvación del club, antes de hablar de proyecto ilusionante para conseguir el ascenso.

Los periodistas, por desgracia, cada vez estamos más acostumbrados a comparecencias para leer comunicados –nos resistimos a denominar a estos actos ruedas de prensa- y no es de extrañar que lo haga el presidente de un club de Segunda B que ya dijo que era empleado del máximo accionista si lo hace hasta el máximo dirigente de este país. Pero este viernes había miles de aficionados que merecían alguna explicación más. No por qué se iban o se quedaban, sino saber ¿y ahora qué puede pasar?

Al fin y al cabo ellos mismos llamaron a la ilusión de los aficionados con el “Sí, podemos” para que renovaran sus abonos. ¿Qué cara se les habrá quedado a los dos mil aficionados que ya han renovado su abono y se estarán preguntando qué pasa con mi Alba? ¿O a los cientos de pequeños accionistas que con dificultades para llegar a fin de mes pusieron su granito de arena en el sueño de la ampliación de capital?

En este tipo de cuestiones es donde deberían haber estado algo más a la altura de las circunstancias, siempre sin olvidar que si el Alba ha llegado hasta aquí es por la Familia Iniesta.

Es cierto que evidentemente la situación del club no es culpa de la Familia Iniesta. Que ya se encargaron consejos anteriores de hacer y deshacer a su antojo y de gastar lo que no se tenía. Que la gran estrella del fútbol no tenía ninguna necesidad de dejarse un buen pico en el club, pero quiso ayudar al escudo que le vio nacer como futbolista. Pero no es menos cierto que quienes les han rodeado no han estado del todo a la altura de las circunstancias ni para decir adiós.

Y lo de culpar a la prensa, pues otro consejo más que carga el ‘muerto’ en parte a los medios de comunicación. Medios que por cierto hemos invertido en acciones del Albacete Balompié para evitar su cierre; periodistas –y son muchos de éste y otros medios- que aunque cada domingo tienen acreditación porque van a trabajar al Belmonte también tienen su abono que pagan religiosamente cada año para ayudar al club; trabajadores que han recorrido miles y miles de kilómetros siguiendo al Alba cuando estaba en Primera y cuando está en Segunda B. Por eso, no es justo que quienes han aportado dinero pero también se han encargado de dejar atado el cobro por ejemplo de la parte que debe el Ayuntamiento, aunque el convenio se haya reducido en 1,6 millones de euros en detrimento del Alba pese a que la justicia les había dado la razón, ahora traten de cargar la culpa solamente a todos los demás.

Lo dicho, gracias a Don Andrés Iniesta por los dos años que ha ayudado al club y que han evitado que hubiéramos tenido que escribir hace tiempo el final del Alba. Cabe ahora confiar en que el 4 de septiembre haya una salida para un club con setenta años de historia, que lleva un año en la UCI y que vuelve a la sombra sin ver todavía de cerca la luz al final del túnel.