Matías Amaya, Maty para sus amigos, tenía una vida acomodada en Argentina como representante médico. Con una buena casa, coche y una vida junto a su pareja, la crisis le pasó factura, su pareja también le dejó, y decidió que era el momento de prescindir de lo material y lo económico, que hasta entonces era el centro de su vida, y dedicarse a la aventura, a demostrar que se puede vivir con cuatro euros al día y dar la vuelta al mundo en una bicicleta de los años 90. De momento no le ha ido mal porque salió para dos semanas y ya lleva 4 años y 8 meses recorriendo parte del mundo -espera estar otros cinco años más-. Ha recorrido 20 países y más de 80.000 kilómetros en más de un continente.
Su periplo por el mundo le trajo esta semana a Albacete, ciudad que ha dejado este jueves por la mañana, rumbo a Valencia. Aquí llegó, como explicaba a MasqueAlba desde Portugal y sigue rumbo a Barcelona para dejar el país por la zona norte y pasar a Francia.
«Llevo en la mochila miles de historias y anécdotas que me han enriquecido», destacaba Matías Amaya, que detallaba que en los dos días que ha pasado en Albacete «he tenido oportunidad de conocer los bonitos rincones que tiene la ciudad». También ha podido conversar con vecinos de la ciudad «que me han parecido muy buena gente». De hecho, aquí conoció a José Luis Vals, amigo de esta casa, al que recordarán por ser el aficionado del Alba que hizo el Camino de Santiago llevando por él la bandera del Alba. Le vio en la ciudad y se acercó para ver si necesitaba algo. Estuvieron conversando y le contó su interesante historia que le trajo hasta Albacete.
Ahora cuenta con 34 años pero inició su aventura con 29 y tras disfrutar «de una vida de lujos, acomodada», aunque considera que «es ahora, viviendo con cuatro euros al día, como soy realmente feliz». En su Facebook se pueden ver, por ejemplo, imágenes de cómo acampó en las Lagunas de Ruidera antes de llegar a Albacete. Ahora esperaba llegar a Valencia en dos días y cuando llegue a Barcelona impartirá charlas de motivación en algunos centros, labor a la que dedica parte de su tiempo en aquellos lugares que visita. En la capital estuvo en el Albergue Municipal.
«Hasta mi bici que es muy básica me sirve para demostrar que querer es poder y que no hacen falta grandes lujos para conseguir tus retos», detallaba. Su bici va llena de banderas y recuerdos y ahora lleva también una bufanda del Albacete Balompié que le regalamos al hacer este reportaje.
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