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LA CASPA DEL PARTIDO POPULAR

No hay champú, por eficaz que sea, que logre eliminar la caspa que aún adorna los discursos de algunos dirigentes del Partido Popular, que por mucho que quieran disimular, en cuanto se vienen arriba y se sienten cómodos, sacan lo que llevan dentro y muchas veces eso que llevan dentro es tan anticuado, rancio y vetusto que duele escuchar lo que sale de su boca.

Y eso es lo que le ocurrió al alcalde de Almansa y presidente del Partido Popular en Albacete, a Paco Núñez bis, que en un alarde de franqueza al querer destacar el papel de la mujer en la sociedad almanseña no se le ocurrió otra cosa que decir que en las mujeres de su pueblo “se ven reflejadas todas las mujeres que pasan las noches sin dormir para criar a sus hijos, que se levantan para que esté todo listo, que llevan a sus hijos al colegio, que vuelven, que van a trabajar, que llegan otra vez, que preparan la comida, que tienen la casa lista, que cuidan de toda la casa, de toda la familia, que además son buenas esposa, buenas madres, buenas compañeras de viaje y que hace posible que esta sociedad avance y progrese gracias a ellas.”

No es la primera vez que un dirigente del Partido Popular ocupa espacios en los medios nacionales por sus excesos verbales, pero sí creo que es la primera que vez que el amigo Núñez bis ha saltado a La Sexta y a El País, aunque me imagino que no estará como para tirar cohetes.

Lo peor de todo esto no es que un vecino de Almansa crea que ese es el papel que han de jugar las mujeres en nuestra sociedad, sino que sea la opinión del presidente provincial del Partido Popular, que también es alcalde de Almansa y diputado regional. Con semejante pensamiento, miedo da pensar que votará este diputado en las Cortes Regionales, cuando se traten temas del ámbito de la Igualdad o que políticas de discriminación positiva pondrá en marcha en su municipio, por no decir que con qué autoridad moral reprenderá a algún dirigente popular cuando se exceda con algún comentario que no venga a cuento.

Los palmeros de turno rápidamente se apuntaron a la tesis de la descontextualización de las palabras arriba reproducidas, como si de un eximente se tratase, además de acusar a los demás de malas prácticas y peor fe, y a otra cosa mariposa, que al jefe no hay que dejarlo nunca en mal lugar.

Pero no queda ahí el asunto, nuestro querido alcalde, tan hierático él, se metió en un jardín de padre y muy señor mío en su intervención en el acto municipal organizado por el Consejo de la Mujer y el Ayuntamiento con motivo del día 8 de Marzo, cuando afirmó que a él le “gusta ser elegante con las mujeres, cederle el paso a las mujeres y que en sus tiempos mozos invitaba a cenar a sus pretendidas o novias porque le gusta la elegancia, pero que para él eso no es machismo sino caballerosidad y respeto, que no lo tenemos que perder”.

Que cada persona juzgue por sí misma y saque sus propias conclusiones, pero  a mí me parece que no estuvo muy fino cuando comparó el respeto hacia las mujeres con invitar a cenar a sus pretendidas o cederles el paso.

Al machismo le pasa lo que a la mafia, que no ha tenido más remedio que ir adaptándose a los tiempos para seguir vivito y coleando. El machismo es a nuestra sociedad como ese virus que muta una y otra vez para seguir subsistiendo en nuestro cuerpo, adaptándose al antiviral de la generación anterior.

Desgraciadamente, en pleno siglo XXI todavía existen cromañones callejeros que arrastran a sus parejas por el suelo tirándoles del pelo para dejar bien claro quién manda, cromañones de atril que con acento polaco argumentan que las mujeres deben percibir un menor salario porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes -menudo lumbreras está hecho el eurodiputado, cuyo nombre no escribiré para no ofender a nadie-, como también existe la brecha salarial o expresiones machistas que aún no han sido exterminadas por la Real Academia de la Lengua… Demasiados techos de cristal y excesivos micromachismos en nuestro entorno cotidiano y diario.

Por todo eso es por lo que hay que seguir celebrando el día ocho de marzo como día de las mujeres, porque hay que seguir reivindicando la igualdad real y total entre hombres y mujeres. No es comprensible que si todos y todas somos iguales ante la Ley, como dice el artículo 14 de nuestra Constitución, todavía existan jueces y juezas con actitudes machistas, como la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 1 de Vitoria que preguntó a la víctima “si cerró bien las piernas para evitar los abusos sexuales por parte de su expareja”, además de negarle una orden de protección contra su maltratador.

No es de recibo pretender que más de la mitad de la población permanezca invisible, como no es de recibo que no nos acordemos de las heroínas anónimas y cotidianas, que no veamos a muchas mujeres que con su esfuerzo y afán mantienen encendida la llama de la vida,  que no recordemos a las cuidadoras anónimas que dedican su vida a sostener la vida de otros, o que el alcalde de Albacete se “olvide” que tiene a su disposición una partida presupuestaria para luchar contra la violencia machista. Invertir en preservar la dignidad de las mujeres y en  igualdad es invertir en respecto, lo de invitar a cenar a las pretendidas es otra cosa.