En las próximas elecciones generales de vísperas de Nochebuena, por primera vez después de muchos años, tendremos a dos partidos de derechas en la parrilla de salida y, en consecuencia, contaremos con dos candidatos a presidente del Gobierno que se disputarán el primer sillón de la derecha del banco azul en el Congreso de los Diputados.
Por un lado, tenemos a la derechona de toda la vida, la de Rajoy, la de Saénz de Santamaría y la de Cospedal & company, la de los provida, la de los ultracatólicos, la de los ultraliberales y neocoms, la de los del brazo en alto cada 20 de Noviembre; la de los que dicen que hay algunos que se acuerdan solo de su padre, al parecer, cuando hay subvenciones; la de los que se encomienzan a la Virgen del Rocío para que descienda la cifra mensual de parados, eso sí, después de haber aprobado una reforma laboral que cercena de raíz los derechos de los trabajadores conseguidos después de muchos años de lucha y negociación; la de los que aprueban amnistías fiscales para echar una mano a los amigotes, la de los del tres por ciento: la de los que no se preguntan qué hace un Jaguar en el garaje de su casa; la de los que se van al Caribe invitados por amigos hosteleros; la de los que disminuyen el importe de las becas, recortan los Erasmus y despiden a miles de maestros y profesores; la de los que han hecho de la sanidad universal, gratuita y de calidad un recuerdo de lo que existió en España una vez; la de los que nos han obligado a rescatar bancos en vez de echar una mano a nuestros vecinos y vecinas que peor lo han pasado como consecuencia de la maldita crisis; la de los que llaman “movilidad exterior” a la emigración de nuestros jóvenes; la de los de la Gürtel, la Púnica, la Brugal y no se cuantos nombres más de operaciones policiales anticorrupción; o la de los amigos de Bárcenas, el Bigotes, Granados, Castedo, Baltar, Fabra, Camps, etc… etc…
Y junto a la derechona, y digo bien, digo junto, porque decir enfrente sería excesivo por mi parte, está la nueva derecha, la de Albert, la de Rivera, la de Albert Rivera, la de Albert Rivera Día, porque parece que solo tengan un candidato que se presenta por las cincuenta y dos circunscripciones electorales que hay en España, tal es el culto al líder que se gastan los de Ciudadanos.
Esta nueva derecha, la que ha hecho de la abstención su voto favorito tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación de Albacete, es la derecha que ahora está de moda, la que ha cogido la ola buena y la que, si no lo remediamos entre todos, permitirá a Rajoy renovar su contrato de inquilino de la Moncloa, porque los que se autodefinen como de centro, no dudan lo más mínimo en apoyar a la vieja derecha española cuando la situación lo requiere, y ejemplos tenemos para dar, tomar y regalar (Madrid, Albacete, La Rioja, Murcia, Málaga, Cuenca, León, Badajoz o Logroño, por citar solo algunos) y es que ya se sabe que Dios los cría y ellos se juntan.
Esta nueva derecha, es la derecha que no se atreve en público a apoyar la Ley de la Memoria Histórica y, en consecuencia, a criticar el franquismo, esta nueva derecha que se dice moderna, pero que afirma que llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo crea tensiones innecesarias, esta nueva derecha es la que no se atreve a decir a las claras que derogará la reforma laboral del Partido Popular, esta nueva derecha es la que invita a los hombres a liderar la lucha de la igualdad de las mujeres, esta nueva derecha es la que promete un contrato único de trabajo con indemnizaciones crecientes, de tal forma que necesitaremos trabajar nueve años para tener los mismos derechos que tenemos hoy en día, esta nueva derecha que no derogará ni la Ley Mordaza ni la Ley Wert, esta nueva derecha que no le hace ascos a los copagos sanitarios, ni a avanzar en la privatización de la sanidad, esta es la nueva derecha que se nos presenta como si no hubieran roto un plato en su vida, pero que en realidad se ha nutrido de antiguos militantes y dirigentes del PP, UpyD y del propio PSOE, que lo único que tienen de nuevo es el nuevo carnet de C’s, porque hay algunos que llevan más mili que Cascorro.
En el ámbito de la izquierda estamos más acostumbrados a concurrir a las elecciones junto a otras formaciones políticas de ideología semejante, pero en la derecha, desde los tiempos de Aznar, solo existía un partido y ese partido era el Partido Popular, de ahí que el cuerpo electoral tradicionalmente votante de derechas, se encuentre ahora en la disyuntiva de encaramarse a la ola buena, o ser fiel a su partido de siempre.
Pero no nos engañemos y sobre todo que no nos engañen, de derechas son los dos, tanto Rajoy como Rivera, los de azul y los de naranja. En los dos partidos habrá moderados y habrá radicales, pero de políticas progresistas solo han oído hablar en los telediarios y lo que hayan leído en el programa electoral Socialista, y después del repaso conservador de los últimos cuatro años lo último que necesitamos los españolitos de a pie son otros cuatro años de políticas de derechas, ya vengan de la derechona de Rajoy o de la derecha de Rivera apoyando a Rajoy, porque tanta incertidumbre laboral ofrece el contrato único de Rivera, como la promesa de Rajoy de que los primeros quinientos euros no coticen a la Seguridad Social, y no solo porque la caja de la Seguridad Social seguirá criando telarañas, sino porque a esos trabajadores se le disminuirá su base de cotización tanto para el desempleo como para la jubilación. Vaya ocurrencia, por Dios.
Hagamos como Ulises, pasemos de los cantos de sirena de Rivera, porque son solo eso, cantos de sirena, y hagamos oídos sordos a las promesas electorales de Rajoy, porque después de cuatro años engañándonos un día sí y otro también, a ver quién es el guapo que se cree algo que salga de su boca.