Los jugadores, el cuerpo técnico, sus familiares, los medios de comunicación y la afición han celebrado por todo lo alto el ascenso del Alba en un autobús descapotable que ha recorrido la distancia entre el Belmonte y la Catedral con parada en la fuente. A los jugadores los hemos visto pasárselo en grande, han compartido trayecto además con el gran Davichín, uno de los aficionados que más cariño guarda por el equipo; pero también hemos visto gestos de amor con sus parejas o sus hijos, que les han acompañado en este triunfal paseo después del peregrinaje por el infierno. El más pequeño de la expedición, Hugo, el hijo de Miquel, ha podido echar una siestecita a pesar del escándalo.