Solamente por dar un golpe en el banquillo ante la impotencia por las erróneas decisiones que estaban afectando al Alba, el bueno de Manolo Bleda tuvo que dejar el banquillo del Alba, tras ser expulsado por el colegiado Carlos Sánchez Laso, que en el acta asevera que le expulsó «por protestar de forma ostensible una de mis decisiones, a la par que daba un puñetazo en el banquillo».
Bleda decía que no se retiraba del banquillo porque era el personal médico del Alba y no podía arriesgarse a irse a vestuarios y que le pasara algo a un jugador. Entonces, el colegiado le ha obligado a quedarse detrás del banquillo, aunque no a abandonar el campo como sí había tenido que hacer minutos antes Luis César, que también había sido expulsado.
Error por tanto expulsar al personal médico de un club y además por algo tan absurdo como es este caso.