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Por Julio Martínez
Llueve en Madrid. El Alba va de tres en tres. Puntos, goles y largueros. El PP vuelve a llenar plazas de toros, pero nunca serán como Morante, Diego Urdiales o Emilio de Justo. No recuerdo un fin de semana tan boyante como este. Temes dice que somos criptonita el uno para el otro. O se lo he dicho yo a él, no me acuerdo. La memoria es para los tristes. Hay que vivir el momento y este Albacete está surfeando su mejor ola en un mar de mediocridad que pronto debe abandonar. Juega bien al fútbol y ya está en disposición de llenar el Belmonte, que hasta entonces será un espacio ruidosamente muerto.
Lo bueno del descenso es que el Alba es un coco del grupo. Lo malo, que la señal de televisión es el canal cuatro antes del regalito de ZP. Diferenciar a un futbolista en Footters es buscar la diferencia entre Maribel Verdú y Neus Asensi con una tortilla de tripis entre pecho y espalda. Escribo estas líneas escuchando la ‘Cobardía’ de Chiquetete con mi hermana al lado, que mañana cumple años y no tiene muy claro qué es esto de la Primera RFEF y por qué el Albacete sigue jugando al fútbol en vez de arrendar el solar para montar una planta de placas solares. Que la luz está muy cara, dice. Es una moderna. Entre unas cosas y otras es difícil concentrarse para ver el fútbol, pero ayuda el juego, que no es poco.
De la Barrera ya ha debido encontrar la tecla que le faltaba para que sonase bien el ‘tiny desk’ de su temporada. Tiene gente para jugar al fútbol, chavales con hambre y, pese a la maldita memoria, a la afición motivada y con ganas de volver a vivir a final de curso una invasión de campo. Hay chavales jóvenes que quieren llevarse un cacho de césped a casa como recuerdo del ascenso. Yo lo hice en 2003 y al día siguiente me dio una a rodabrazo mi padre porque había quitado la foto de familia de la estantería. El césped del Belmonte me parecía mucho más importante. El Alba sigue siendo para los manchegos la cosa más importante de las menos importantes.
No se pone uno la tele un domingo a las 12 con la misma afición que en Segunda o en Primera, pero la fe se mantiene intacta. Después del patinazo en Baleares muchos quisieron matar al Alba. En Villarreal ya sonaba Michel. Todos merecen su tiempo para acoplarse y para demostrar que no son lo que parecen. Esa piltrafa, que no tolera la crítica sino emana de sí mismo, es la destinataria de toda la pedagogía que hay que hacer cada semana para entender dónde está el Albacete y cuál es su cometido. Si yo he sido capaz de explicárselo a mi hermana, tú que eres futbolero y del Alba puedes entenderlo. La clasificación es bastante sencilla. El Alba es tercero. Por delante, Atlético Baleares y Villarreal B. Simple, ¿verdad? Nuestra liga es esa, la de arriba. Los dos tendrán que pasar por la avenida de España y no se encontrarán con una cuadrilla tan endeble como la de principio de curso. Tras Castilla y Costa Brava algunos ya han reservado terraza en el Campus para celebrar el ascenso. No corran, que esto es muy largo. Eso sí, hay motivos para estar ilusionados. Mientras tanto, sigue lloviendo en Madrid. Y Morante, con Miura en Sevilla.