La resaca de la jornada ocho para el Alba nos deja una nueva decepción, al sumar la cuarta derrota consecutiva y volver a repetir el guión de otras jornadas. Llegaron cambios al once inicial, el equipo salió concentrado, serio y dominando. Pero se volvió a repetir la mala suerte: el gol se decantó del lado rival y nuestras ocasiones no había manera de materializarlas.
De nuevo, la mala suerte se cebó con el Alba; volvimos a hacer una primera parte excepcional pero también volvimos a estropearlo en una jugada tonta. Así las cosas, y puesto que la suerte no parece querer acompañarnos, toca reflexionar para ver de qué manera podemos entrar en la senda de las victorias, que necesitamos con tanta urgencia.
No es excusa, pero es cierto que el gol del Girona volvió a ser de mala suerte, como se puede ver en las imágenes. Felipe remata primero, el esférico pasa por debajo de las piernas de Portu, tocando un poco en su pierna y eso hace que se le quede perfectamente a Sandaza, que remata. Paradón de Diego Rivas, pero volvía el fallo de siempre; esta vez Antoñito se queda para evitar el fuera de juego. Otra vez la mala suerte hace que el rechace de la parada del portero del Alba le caiga bien a un Felipe, que venía con la inercia en la carrera del primer remate, para que solo tenga que empujarle.
Mala suerte sí, jugamos bien, también es cierto, pero urge intentar buscar una solución porque no podemos depender constantemente de una suerte que nos está siendo demasiado esquiva.
La prensa de Albacete, en la crónica de Cristóbal Guzmán para La Tribuna, recuerda que se trata ya de la «enémisa concesión», mientras que el Diario de Girona titula la crónica «Sin vértigo» y concede el mérito de la victoria al gol de Felipe pero también a las grandes intervenciones de su portero.
Al Alba no le queda otra que levantarse y buscar la victoria. Es cierto que estamos en el arranque liguero pero no se puede fallar más porque a final de temporada puede que nos acordemos y mucho de estos puntos que estamos dejando escapar.
