El Albacete Balompié ilusionó y mucho la temporada pasada logrando el ascenso pero sabíamos que en Segunda A éramos un equipo con el objetivo de salvarnos. La categoría no iba a ser fácil y para lograr ese objetivo todavía queda tiempo. Pero claro, lo que no esperábamos era sufrir tanto como lo estamos haciendo; con cinco derrotas consecutivas en Liga y los malos resultados que llegan incluso con el pitido final a pocos segundos.
En Anduva se volvió a repetir la historia. La mala suerte nos hizo volver sin puntos en el descuento pero también hay que hacer crítica y analizar por qué el equipo perdió su personalidad en este partido. Puede que las condiciones del campo, más propias de Segunda B, nos hicieran jugar de otra manera. Pero quizás por eso también, frente a un rival directo en la lucha por la permanencia y en un campo como en los que el año pasado el equipo encandilaba, esperábamos más.
No obstante, no vale con desesperarse, con dejar de confiar. Hay que animar al equipo porque éste Alba se puede salvar y nos necesita para que la afición sea el jugador número doce.
Ni con revolución en el once, donde Luis César probó una defensa muy cambiada y dio la titularidad a Diego Benito por primera vez o de nuevo a Portu el equipo fue capaz de amarrar una victoria en un partido en el que se puso dos veces por delante.
Desequilibró la falta en el minuto 46, con 1-2, con una incomprensible barrera de tres que no sabemos a quién se le ocurrió pero que acabó en el 2-2. A partir de ahí el partido se tornó de ida y vuelta y pudo anotar cualquiera, lo malo que lo hizo el Mirandés y como más duele; en el último suspiro del descuento.
Al equipo le toca hacer crítica, no pensar solo en la suerte y ver cómo ir a la senda de las victorias y a la afición apoyar de principio a fin a un conjunto que les necesita.
La visión que dan los medios este domingo del partido; en el Diario de Burgos hablan de que el premio llegó al final para el Mirandés y en La Tribuna de Albacete de que al Alba “le crecen los enanos”. Marca o AS destacan la proeza de Álex García con el gol en el último suspiro.