Ya lo dice el refranero español, quien mucho habla, mucho yerra, y eso es lo que le está sucediendo últimamente al líder del Partido Popular, que no de la derecha, que por arte de magia se ha vuelto multicolor de la noche a la mañana, azul, naranja y verde. Y es que este aspirante a líder no para de largar por esa boca que Dios le ha dado, con tan mala fortuna y poca gracia, que ya no le queda pata por meter, ni, luego a luego, rincón donde esconderse, y lo peor del caso, es que en su partido, ya están empezando a darse cuenta de lo que da de sí el colega, y más de uno y más de dos, según me cuentan fuentes generalmente bien informadas, tienen un mosqueo del quince con quien les entregó la papeleta con la que confiaron los destinos del PP al de Palencia. Ya ves tú que vueltas da la vida.

 

La última perla que ha salido de la boca del jefe de los populares, pretende garantizar el anonimato a las madres inmigrantes sin papeles que entreguen a sus hijos en adopción, garantizándoles, de facto, su permanencia en nuestro país, aun reconociendo con esta medida su situación irregular.

 

Loable decisión, claman desde las filas populares, y más en estos días en los que está en juego la confección de las candidaturas para las próximas citas electorales, porque a ver quién se atreve a llevarle la contraria al que hace las listas, aunque nada más ensalzar tamaño acto de humanidad, miren rápidamente para otro lado, porque no se acaban de creer que su amado líder, pretenda en serio cambiar papeles por bebés, que es de lo que se trata en última instancia; madre que entregue a su retoño en adopción, madre que no temerá ser deportada a su país de origen, por mucho que ahora se rasgue las vestiduras y se queje amargamente de que todo eso no son más fake news.

 

Respuesta tan poco seria ante tan enorme un dislate, tendría su gracia y todo, sino fuera porque, a continuación, y como prueba de que de su boca solo se pueden escuchar verdades como puños, puso de ejemplo su inmaculado expediente académico, apoyando su argumentación en una inexistente sentencia del Tribunal Supremo que lo calificaba de intachable.

 

Aunque esta muy feo que un lego en la materia como yo, corrija y le saque los colores a un licenciado en derecho con másteres y todo, lo cierto es que no existe sentencia alguna del Tribunal Supremo que califique su expediente académico como intachable, lo único que se puede encontrar es un auto en el que se considera que no hay indicios suficientes para interrogar e investigar al aforado Casado, pero en el que se da por sentado que Pablo no se llegó a tomar jamás un mísero descafeinado con ninguno de sus compañeros de máster, por la sencilla razón de que jamás puso un pie en aquellas aulas. Es más, en el auto, se reconocen como ciertos los indicios de trato de favor que había descubierto la jueza que investigó el caso, y que bien pudieran tener otras consideraciones ajenas al Derecho Penal, al decir del alto tribunal. De los comunicados de los rectores de la Universidad de Harvard y Georgetown, mejor no hablar, porque eso sí que fueron fakes news, de manual y, además, en mayúsculas.

 

Resulta llamativo, que quien ha demostrado ser todo un experto en airear a los cuatro vientos sus propias posverdades, quiera tapar sus míseras vergüenzas acusando a los demás de hacer lo mismo que él practica a diario, y como muestra ahí van unos cuantos botones.

 

Puso el grito en el cielo cuando Pedro Sánchez se reunió con el gobierno de la Generalitat catalana en una cumbre bilateral, haciendo como que no sabía que Aznar y Rajoy también mantuvieron encuentro de este tipo, porque además era su obligación como Presidentes del Gobierno de España.

 

Propone como solución a todos los problemas territoriales, la aplicación del artículo 155 en Cataluña sin límite de tiempo, escudándose en lo que ocurre en el Reino Unido con Irlanda del Norte, pero obviando mencionar que ambas situaciones se parecen como un huevo a una castaña. Lo que de verdad quiere hacer Casado en Cataluña y no se atreve a decir en voz alta, es suspender su autogobierno a la voz de ya, que todo se decida desde la Moncloa, y hasta prohibir que el BarÇa gane un liga más hasta que exista un Molt Honorable President que luzca en la solapa la gaviota popular. Iluso.

 

Continuamente ha venido acusando a Pedro Sánchez de estar traicionando a España, eso sí, sin aportar prueba alguna de lo que afirma, más allá de su palabra, que ya vamos sabiendo lo que vale. Del movimiento vasco de liberación, que dijo Aznar, mejor no hablar, ¿verdad Pablo?

 

Y lo mejor de todo viene cuando Casado afirma con lágrimas en los ojos, que su partido fue expulsado ilegítimamente del Gobierno de España, no dando importancia alguna, al hecho de que la moción de censura es una figura recogida en nuestra Constitución y que si Rajoy fue devuelto a Santa Pola, lo fue porque el hedor de la corrupción era tan espeso, que se había quedado agarrado hasta en las cortinas de la Moncloa, por mucho que él, ahora, se haga el sueco y diga que eso de la corrupción con él no va. Vivir para ver.

 

Y para terminar con tanto dispare, nada mejor que cambiar el tercio, resulta que este muchacho, que ya no sabe que inventar para hacerse notar y aparentar lo bien que le sienta el traje de brillante estratega político, ha animado a VOX a presentar candidaturas en cada rincón de España, simplemente por el mero hecho de pedirle en público que no lo hiciera. Amigo Pablo, estas cosas se hablan en la intimidad, como hacía Aznar cuando disertaba en catalán, porque cuando lo haces micrófono en mano, corres el riesgo de espolear al amigo –aunque adversario momentáneo y circunstancial- a que haga todo lo contrario, aunque solo sea por el desaire y el ninguneo que supone, pero no seré yo quien cometa el error de abrirte los ojos, porque como dijo Napoleón “cuando el adversario se equivoca, no hay que distraerlo”.

 

Y como no hay mal que cien años dure, siempre nos quedará París, el Alba y un poco de sensatez cuando depositemos nuestro voto, que será la única forma de impedir que las derechas campen a sus anchas por nuestros pueblos y ciudades.