Dani González era, sin duda, esta noche el ‘niño’ más feliz del mundo. Debutaba con el primer equipo del Albacete Balompié y lo hacía con el gol que daba a los de Rubén de la Barrera el pase en la Copa del Rey.
Irradiaba felicidad tras su partido y casi no podía ni evitar las lágrimas al conseguir la clasificación para el Alba.
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Todos sus compañeros y los miembros del club corrieron a abrazarle al terminar. Y él mismo buscó a amigos y familiares en distintas partes del campo para fundirse con ellos en un abrazo y celebrar la victoria.
Contaba después en sala de prensa que era su sueño que todavía no se lo creía y que la camiseta se la llevaba para enmarcarla en su casa porque el logro era de toda su familia, que tanto le apoya.
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