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Lo que queda del Albacete (OPINIÓN)

Por Julio Martínez
 
Hace cuatro jornadas decía que este, entonces por la jornada 14, era el peor Albacete en 28 años. Varias semanas después ya podemos decir que este Albacete de Skyline es el peor Albacete en 80 años de historia. Es el peor Albacete de toda la Historia, la de los libros y la propiamente dicha, como decía mi profesor del colegio Rafael, que en paz descanse. Pero incidir en esto es repetirse, y me dijo otro profesor -más joven- en la facultad que nada hay peor que ser pesado. También me dijo que la hora antes de hacer un examen no intente repasar lo que no me he estudiado y me vaya a la cafetería y me beba una cerveza. El Albacete, que se somete cada fin de semana a examen, no da ni para cerveza. Lo que queda del Albacete está entre el Castellón y los que van a la Ciudad Deportiva a trabajar en manga larga.
 
Si miras la plantilla del Castellón hay más años de albacetismo que en la plantilla del Alba, Tomeu y Arroyo mediante. Gorosito, que es el que se comió a Gorosito, es la versión de Aliada de lo que fue Kaká en el Madrid. Un día bueno con gol y 364 de lesiones y chatarra. Hoy ha hecho otro penalti. El Albacete empieza todos los partidos perdiendo 1-0. Van dos directores deportivos, tres entrenadores y un puñado de jugadores que ahí están. El nuevo DD, que compite con Guardiola para ver quién quiere más a Cruyff, ha traído para dirigir al equipo al último mourinhista vivo. Este mister nuevo, cuyas últimas hazañas llegaron allende los mares, hizo sus pinitos en La Fábrica, como Ramis. No podemos decir absolutamente nada de él cuando no lleva ni una semana. López Garai, que llegó como él, trajo una corta estabilidad. A ver si Menéndez empieza al revés. 
 
Por lo poco que se puede leer de su trayectoria en castellano, que por supuesto es en Twitter, acometió la hazaña de meter en descenso al Castilla con Carvajal, Sarabia o Morata, entre otros. Al menos al Albacete ya no tiene que meterlo en descenso. Puede conseguir la hazaña de descender a un equipo antes que nadie en la historia. Y por supuesto no será su culpa. Tampoco será la de Toni Cruz. Y tampoco sería de Lucas Alcaraz, que pidió jugadores y le trajeron asalariados de la propiedad a los que se negó a poner y por los que perdió el puesto. López Garai, que tampoco es culpable, sí se bajó los pantalones y estiró el chicle hasta que se rompió, pero ya. Es inútil hacer un análisis de este Albacete que terminó ridiculizado celebrando en Cádiz una nefasta temporada. Aquella infame celebración, vitoreada por muchos que hoy se quejan, es la culpable de que hoy el Albacete esté donde esté. Lo que queda del Alba no es esa tarde de Cádiz ni aquel penalti de Mesa. Eso es historia negra de este club.
 
Lo que queda del Alba va todos los días a la Ciudad Deportiva y no es a entrenar. Unos van a abrir, otros a limpiar, otros a recibir a los que sí entrenan. Todos van a trabajar, unos con el chubasquero y la mascarilla y otros con el micrófono, la libreta y la cámara. Todos esos, que siguen al Albacete y que, en mayor o menor medida, dependen del futuro de este club, son los que realmente sufren la cochambre que asola a la entidad. Todos tienen nombre y apellidos y son de sobra conocidos para los que leen estas líneas, compartan o no lo que suscriben. 
 
Son ellos los que me apenan. Ver al Albacete este año es penoso. De hecho, algunos míticos como Catali prefieren irse al baloncesto que ver el fútbol. Aún así seguimos pensando que hay un futuro mejor para toda esa gente que ha mamado este club, que se ha criado y se ha educado bajo los valores de una casa espectacular y que ha informado y contado todo lo que ha emanado de sus entrañas. Eso es lo que nos queda del Alba. Los valores, que pese a ser mancillados por estos mercaderes, son perennes a la institución que representa el club para la ciudad. La gloria, que ha sido y será mucha, de ver ganar al equipo. Y las personas. La gente que ha hecho equipo. La gente que ha edificado este club es la que lo hace grande pese a estar pasando por la época más abyecta de su vida deportiva. Será un milagro que esta plantilla se salve, pero el Alba no morirá. Está en manos de la parca, eso sí, pero confiamos en el Alba. No en este, pero sí en 80 años de historia que ahora nos quieren resumir en un hashtag plagiado, en un escudo que no está ni en propiedad y con actos a la altura de su mediocridad. Lo que queda del Alba, afortunadamente, no es Skyline.