
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) prevé que la primavera será algo más intensa para los alérgicos al polen que la del año anterior, con unos niveles que serán más altos en el centro y suroeste peninsular, en virtud del frío y las precipitaciones registrados en invierno.
«Nunca llueve a gusto de todos, los agricultores estarán muy contentos porque van a tener buena cosecha de cereales, pero los alérgicos a gramíneas no tanto porque va a haber niveles de polen muy importantes», detallaba el presidente del Comité de Aerobiología de esta sociedad científica, Ángel Moral.
En concreto, la primavera que comienza este martes va a ser moderada en la zona centro peninsular, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid, con niveles máximos en Toledo, con 4.874 granos por metro cúbico de aire; y moderada alta en el suroeste peninsular, especialmente en Extremadura o Sevilla, donde se esperan niveles superiores a 5.000 granos.
Esto se debe a que el invierno ha sido muy frío, según Moral, con unas temperaturas medias en febrero por debajo de años anteriores, lo que es muy importante para el enraizamiento de los cereales que se siembran esos meses, como el trigo, la cebada, la avena o el centeno; o para las gramíneas salvajes que crecen solas al borde de los caminos. «Y eso hace que las raíces sean más profundas y favorece un crecimiento más vigoroso», ha señalado.
Además, el frío ha retrasado el crecimiento de todas las plantas, y esto también ha sucedido con los cipreses y las arizónicas, que han retrasado su polinización, por lo que los alérgicos a estas plantas también van a tener síntomas cuando se retiren las lluvias.
