En el marco de las fiestas patronales, el municipio más joven de la provincia de Albacete ha vivido un emotivo acto institucional en la Iglesia de San Juan Bautista, donde se ha presentado la nueva bandera oficial del municipio y se han mostrado al público las restauraciones patrimoniales de la talla y el cuadro de San Juan Bautista, ambas obras del siglo XVII, recuperadas por el especialista Pablo Nieto.
El presidente de la Diputación de Albacete, Santi Cabañero, ha copresidido junto al alcalde de la localidad, Francisco García Alcaraz, esta celebración, en la que ha destacado la importancia de volver a encontrarse con los vecinos y vecinas y celebrar juntos las tradiciones que fortalecen el tejido social. “Qué bonita es esta metáfora de siempre volver a estar uno con los suyos”, ha señalado Cabañero, quien ha felicitado al pueblo por el día grande de San Juan y ha reconocido el esfuerzo colectivo de todos los que trabajan por lo común, especialmente en tiempos de individualismo. “Reconocer a aquellos que dan su tiempo y su trabajo para los demás es siempre bonito y necesario”, ha afirmado.
El acto ha servido para presentar la bandera oficial del municipio, un paño rectangular dividido verticalmente en dos partes: verde, junto al asta, con el escudo municipal, y blanca en la parte batiente. El color verde representa a Albacete, mientras que el blanco simboliza a Chinchilla de Montearagón, dos territorios históricamente vinculados a Pozo Cañada.
El presidente de la Diputación ha reflexionado sobre el simbolismo de ésta y otras banderas, destacando que no es solo un símbolo administrativo, sino un sentimiento de identidad y pertenencia. “La bandera reconoce muchas cosas; hoy hablamos mucho de identidad y las banderas pueden servir para unirnos, para acercarnos y cubrirnos a todos, y yo abogo por que sean símbolo de unidad”, ha manifestado. “Somos lo que somos por la historia que traemos, y tenemos que ser conscientes de que somos una historia mestiza -ha continuado el presidente- y esta bandera lo recoge muy bien: un lugar de paso, de encuentro y de acogida”.
Reconocimiento a la labor de todo un pueblo
Cabañero ha recordado que, aunque Pozo Cañada es formalmente el municipio más joven de la provincia, su historia se remonta a la Edad del Bronce, con más de 3.000 años de presencia humana. “Saber de dónde venimos para saber quiénes somos y qué queremos ser es fundamental. Pozo Cañada decidió ser autónoma, dueña de su futuro, y eso siempre es inteligente”, ha afirmado.
El acto ha sido un reconocimiento a la labor de todo un pueblo y de los colectivos de que de él forman parte, como es el caso de la rondalla local, por mantener vivas las tradiciones, y también para el consistorio porque -ha expresado el presidente- “cuando más se acerca la administración al administrado, mejor; cuanto más cerca tenga uno la elección de su alcalde y de su corporación municipal, más fácil es fiscalizar, criticar y también felicitar aquello que se hace bien”, ha declarado.
