Simón Casas presenció el festejo que ponía fin a la Feria acompañando a dos de sus toreros. Puede que sea el próximo empresario de la plaza de toros de Albacete. No lo descarta y a tenor de lo visto en 2019 urgen cambios. La corrida de Montalvo que puso el broche a diez días de toros fue impresentable por presentación y por juego. El único toro potable cayó en manos de Sebastián Castella, que rayó a gran altura. Le cortó las dos orejas tras una faena intensa y de mucha inteligencia. Supo administrar las condiciones del toro y le dosificó hasta llegar a terrenos de cercanías. Una estocada entera fulminó al toro. Las dos orejas no fueron las más rotundas del francés en esta plaza, pero a tenor de lo visto en la Feria, sí fue una faena como para salir a hombros. 

 

El resto fue para salir corriendo a las carpas. Entre la lluvia y la paupérrima condición del encierro, el ambiente fue casposo. Paco Ureña recibió la ovación más sentida del festejo tras romper el paseíllo. Volvía a Albacete tras el percance del año pasado que le costó la pérdida del ojo izquierdo. Tuvo delante un lote imposible. Se marchó mucho más que cabreado de la plaza. Mala suerte la del murciano, que no pudo demostrar en Albacete el gran momento que atraviesa. 

 

Pablo Aguado pasó de puntillas. Sus oponentes fueron infumables y él tampoco hizo por darle caladas. Hizo bien, vamos. Volverá el año que viene. Su crédito en La Mancha se mantiene intacto. 

 

Feria muy pobre en cuanto a contenido y de transición en lo que al aspecto empresarial se refiere. El balance de la época de los Lozano es sobresaliente. Esta Feria no ha de empañar el gran trabajado realizado por ellos en colaboración con Manuel Caballero y Manuel Amador. 18 orejas en total. Rubén Pinar es el gran triunfador junto a Emilio de Justo. La dupla que lidera Alberto García, empresario de Tauroemoción, se ha hecho con la Feria. Quién sabe si será él el próximo regidor de esta plaza. Simón Casas anda pendiente y, en caso de apostar por Albacete, tiene las de ganar.