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QUE COSTUMBRE TIENE EL PP DE APROPIARSE DE TODO

Empieza a ser enfermiza la costumbre que tiene el Partido Popular de apropiarse de todo lo que considera que le viene bien a sus intereses. Si primero fue la bandera nacional y después fueron las instituciones, ahora toca España entera. Total, ya que nos ponemos, han debido pensar en Génova trece.

Llegó un día en que asistir a una concentración convocada por el Partido Popular y no ir provisto de la correspondiente enseña patria era poco menos que ir medio desnudo el día de tu boda, banderas rojigualdas y gaviotas se agitaban a la par, ya fuera para celebrar una victoria electoral, ya para arremeter contra el Gobierno socialista de turno.

No contentos con eso, después vinieron las instituciones donde gobernaban y que eran utilizadas sin rubor en su propio beneficio, tanto personal como para el propio Partido, y ejemplos de ello hay para dar, tomar y regalar. Los juzgados de media España ya están enterados de tales hazañas y los de la otra media seguro que andan con la mosca detrás de la oreja.

Pero el colmo de la apropiación lo ha protagonizado esta semana la diputada del Parlamento Catalán y Vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, Andrea Levy, cuando afirmó como el que no quiere la cosa, “que si el PSOE y Ciudadanos compiten con Podemos para ver quién es más populista, ello supondrá un fracaso de la sociedad española y de la clase política”. Y seguro que se quedó tan pancha, la buena señora.

Para la sra. Levy, Doña Andrea, resulta que ejercer la tarea que a cada uno le ha encomendado la sociedad española tras las Elecciones Generales del pasado junio es merito suficiente para ser tachado de populista, cuando ese trabajo lo hace la oposición, que según ella lo que debería hacer es aplaudir por las esquinas cualquier cosa que se le ocurra a Rajoy & Company, que para eso ellos y ellas ostentan el Gobierno casi, casi, por gracia divina.

La Sra. Levy no solo confunde hacer oposición con populismo, sino que también confunde su partido, el Partido Popular con la sociedad española.

Si el conjunto de la oposición logra que el reprobado ex ministro (¡Anda!, como nuestro alcalde) Fernández Díaz no presida la Comisión de Exteriores, y acabe siendo poco más que presidente de su Comunidad de Vecinos, por citar tan solo un ejemplo, no es que ello suponga un fracaso de la sociedad española en su conjunto, sino que constituye un baño de realidad para el Partido Popular, que parece no haberse dado cuenta aún de que en la Cámara Baja no tiene mayoría suficiente para hacer de su capa un sayo, por mucho que Rajoy cite las palabras consenso y acuerdo tropecientas veces en cada intervención, con la vana esperanza de que al nombrarlas al menos tres veces por discurso se pudieran hacer realidad sin mayor esfuerzo, pero que tenga cuidado no sea que lo que aparezca sea Aznar vestido como el estrafalario fantasma Bitelchus y le recuerde, una vez más, que si lo llega a saber quema la hoja de su libreta azul donde figuraba Mariano Rajoy como uno de su posibles sucesores.

Al igual que tampoco es ningún fracaso de la sociedad española que todos los partidos políticos, excepto el PP como es lógico, aprobasen en el Congreso la propuesta socialista de iniciar los trámites para paralizar los aspectos de la reforma educativa que aún no han tenido aplicación, como es el caso de las evaluaciones externas o reválidas, así como sustituir la reforma educativa del PP por otra Ley, si acaso lo que esta aprobación ha supuesto es la confirmación de que quien fracasó fue el ex ministro Wert, cuando se empeño en aprobar una Ley en contra de la opinión de la práctica totalidad de la comunidad educativa,  padres y madres de alumnos, sindicatos, profesores y alumnos incluidos.

Si hay alguna clase política que fracasa no es la que hace bien el trabajo que le ha encomendado la ciudadanía tras su paso por las urnas, sino aquella otra que se arroga para sí y en su beneficio lo que es de todos, lo que es de la colectividad.

¿Por qué el Partido Popular se quiere apropiar también ahora de la sociedad española cuando pintan bastos y tumban sus propuestas, aludiendo a un falso patriotismo, que más parece patrioterismo, y cuando tiene mayoría absoluta se dedica a mentir y machacar a la misma sociedad a la que ahora se encomienda? Esa es la pregunta que debe responder la Sra. Levy. Todo lo demás son brindis al sol, manidos recursos literarios que solo quedan bien en los discursos, y luego a luego ya ni eso, y que no soportan el más mínimo análisis.

¿Quién nos asegura que detrás de toda esta puesta en escena no se encuentra el gurú Arriola, y que todo esto no es más que el guión de una trama urdida con la única finalidad de justificar una nueva convocatoria electoral, para el día en el que el PP considere que podría obtener un mejor resultado electoral? Piensa mal y acertarás, que dice el refrán.

Por cierto, el Alba sí que parece haber borrado de su vocabulario la palabra fracaso y continua líder de su grupo con dos puntos de ventaja sobre el segundo, tras su victoria de ayer en el Carlos Belmonte

Pero volviendo a lo que nos ocupa, yo que vosotros me fiaría lo justo de aquellos y aquellas que no dudan en hacer suyo lo de los demás, si de ello pueden obtener algún beneficio, y, además, si para conseguirlo hay que echar la culpa de los fracasos propios a otros, pues miel sobre hojuelas, que diría el castizo.