A las 3 de la madrugada de este domingo 26 de octubre los relojes tendrán que haber sido atrasados una hora, hasta las 2, de acuerdo con la directiva comunitaria de obligado cumplimiento implantada hace decenios y que restaurará el horario oficial de invierno.
El cambio de hora, que se produce dos veces al año, genera periódicamente un intenso debate sobre sus repercusiones tanto biológicas como económicas que puede resumirse en varias preguntas, como recoge 20minutos.
La mayoría de expertos aseguran que son de «poca importancia» aunque incluyen sensación de cansancio, somnolencia, desorientación o falta de concentración, entre otros.
Señalan que estos desajustes son más importantes en los ancianos y en los niños pequeños: en ambos casos su reloj biológico «tiende espontáneamente a adelantarse» por lo que precisan varios días de adaptación.
Para evitar los efectos, recomiendan retrasar unos 15 minutos el momento de acostarnos durante los días previos al cambio para favorecer la adaptación del organismo, además de evitar las siestas diurnas para tener más sueño por la noche. Otras medidas que ayudan son mantener un horario regular tanto en la alimentación como en el sueño Otras medidas que ayudan son mantener un horario regular tanto en la alimentación como en el sueño y olvidarse tanto de los fármacos como de los remedios naturales durante el proceso de adaptación.
Esta medida comenzó a generalizarse en el mundo desarrollado a partir de 1974, como consecuencia de la primera crisis del petróleo en Oriente Medio, cuando algunos países decidieron adelantar sus relojes temporalmente para aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad. Desde 1981, esta iniciativa pasó a ser una directiva europea, en principio renovada cada cuatro años pero desde 2001 aplicable «con carácter indefinido» y desde 2002 incorporada formalmente al ordenamiento jurídico español.