La cantante albaceteña María Rozalén llegaba ayer a Letur, su pueblo del que es una gran embajadora, visiblemente emocionada y sin poder evitar las lágrimas.
Esta mañana era la primera vez que se pronunciaba en redes sociales sobre lo que sentía al ver así su pueblo y reconocía que «duele» verlo, «cuesta verlo sin romperse», apuntaba Rozalén que, en una desgarradora carta narraba cómo el pueblo se ha partido en dos y hay quienes lo han perdido todo, mientras se sigue buscando sin cesar a algunos de sus vecinos.
Se mostraba reconfortada por haber podido ya ver a los suyos «aunque sea para llorar juntos» y lamentaba el «tsunami» que parece haber pasado por la localidad, arrastrando gran parte de su encanto y belleza que tanto ha promocionado Leturalma, la iniciativa que Rozalén puso en marcha hace unos años y que ha sido una gran imagen de marca para Letur.
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De Letur, Rozalén, que allí es una vecina más y que como tal llora la situación, relata que «ha partido en dos el pueblo. Ha derribado edificios, levantado las calzadas, los jardines. Ya no existen los canales (piscinas naturales) y tantas otras cosas».
Aunque ya nunca sea el Letur de antes, el nuevo pueblo se reconstruirá, aún más bello, pero con una cicatriz profunda, reflexionaba.
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