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Sergio Serrano ralentiza el toreo y se impone en Casarrubios del Monte

El torero albaceteño Sergio Serrano, que celebró ayer 36 años de vida, triunfó en la tarde de este domingo en la plaza de toros toledana de Casarrubios del Monte. Lidió dos toros de Mariano de León que en otra época no le hubiesen servido. El Sergio Serrano de los últimos tres años puede con todo. Lo volvió a demostrar por la vía de los toreros buenos. La vía del temple y la colocación. El toreo albaceteño, podríamos llamarlo. Su fundador, Dámaso. Uno de sus testigos, Sergio Serrano.

Le cortó una oreja al primero de la tarde, un toro de nombre ‘Lanceto’ que se llevó una ovación nada más salir por chiqueros. Serio y con alzada, por encima de la categoría de la plaza. Estuvo Sergio inteligente en los primeros tercios de la lidia y buscó siempre la mejor opción para que el toro sacase las pocas virtudes que en él se atisbaban. Brindó el toro al cielo y cuajó una faena de esas que se dicen para profesionales. Basó su trasteo en el temple y la buena colocación. Se quedó siempre en el sitio cuando el toro mostró nobleza y le perdió los pasos necesarios cuando ‘Lanceto’ perdía el objeto.

Sin terminar de humillar, el animal tuvo la movilidad suficiente para que el torero de Albacete pudiese llevar a cabo su función. Fue deslucido el toro, pero Serrano le limó esos defectos y hasta le hizo parecer bueno. Esto habla muy bien del torero, que busca siempre aminorar los defectos para potenciar las virtudes. Por eso Sergio Serrano está colocado en una posición de privilegio en la Tauromaquia de hoy día. Cerró la faena con ceñidas manoletinas y dejó una estocada entera y ligeramente desprendida en la suerte natural. El toro tardó en caer, pero el público pidió una oreja que el presidente concedió.

Al cuarto de la tarde, segundo del lote de Sergio Serrano, le pusieron la divisa casi en la oreja. Quizá esta denunciable anécdota sirvió para enfadar al animal, que apretó con celo en el capote. Serrano lo vio claro desde el principio y dejó un saludo variado con el percal. Intentó después quitar por chicuelinas, pero pronto se dio cuenta de la escasa fortaleza del animal, por lo que cambió el tercio y decidió reservar ese limitado fondo que se atisbaba en ‘Rompedor’.

Volvió a templarse y a dejarle la muleta al toro siempre en el lugar correcto. Manejó alturas, tiempos y distancias a la perfección. Serrano acarició cada embestida y fue tirando del animal con calidad y cadencia. Con la mano izquierda dejó naturales a cámara lenta. La calidad del toro no fue acompañada por su fuerza. Le faltaron varios puntos de entrega para que la faena tomase verdadero vuelo. Todo lo puso el torero y el público lo premió al fin de cada tanda. Las buenas maneras de Serrano consiguieron extraer las virtudes que llevaba dentro el toro de Mariano de León, que fue noble y agradecido.

Cuando Serrano se rompió, dejó naturales muy personales y de un empaque que empezamos a vislumbrar aquella tarde en Albacete con un toro de Torrestrella. Consiguió una estocada entera al segundo intento. La muerte del toro fue espectacular y Casarrubios del Monte premió la labor del torero con una oreja, que sumada a la otra le dio una puerta grande prohibida por el coronavirus. Aunque la verdadera puerta grande fue la de la evolución y la progresión de un torero que, si no pasa nada, se enfrentará a Rubén Pinar en Albacete con los toros de Victorino. Habrá que sacar la entrada ese día.

El cartel lo completaban dos madrileños, Javier Cortés y Francisco José Espada. Cortés puso la calidad y Espada, la cantidad. Cortés hizo un toreo impoluto con el quinto de la tarde y Espada dio una lección de valor con su lotes. Cortaron una oreja en cada toro y empataron a trofeos con Sergio Serrano. A destacar, eso sí, un par de tandas al natural de Javier Cortés que pusieron la plaza boca abajo.

FICHA DEL FESTEJO
16 de mayo de 2021. Casarrubios del Monte (Toledo). Toros de Mariano de León.
Sergio Serrano: oreja en ambos.
Javier Cortés: oreja en ambos.
Francisco José Espada: oreja con petición de la segunda y oreja.

Se guardó un minuto de silencio por el 101 aniversario de la muerte de José Gómez «Gallito» y sonó después el himno nacional de España.

Julio Martínez