Empieza a ser “vox populi” que en el Ayuntamiento de Albacete sobra una concejala y no es otra que María Ángeles Martínez Paños, responsable de los temas de Educación y Mujer.
Sus últimas actuaciones dejan mucho que desear, tanto, que han dejado en mal lugar a nuestro hierático alcalde, entre otras cosas porque llueve sobre mojado. Según me cuentan, entre el propio Equipo de Gobierno hay murmullos cada vez más fuertes, que no ocultan el malestar existente entre sus componentes por lo mal que ha manejado la concejala el asunto de los escraches antiabortistas, por un lado, y manido tema de las subvenciones que otorga la Concejalía, por otro.
Hay que ser torpe o pensar que se tiene patente de corso por el mero hecho de militar en el Partido Popular, para meter la pata dos veces en poco menos de un año con el mismo asunto de las subvenciones. O igual es que la concejala considera ético solicitar una subvención a la Concejalía que ella misma coordina como representante de la Asociación Mujeres para la Igualdad, concedérsela a sí misma, darse el visto bueno a los justificantes presentados por ella misma y posteriormente aprobarse el pago, pero es que el año pasado cometió la misma torpeza, al intentar revisar al alza su propia petición de subvención. Entonces muchos pensamos que la bisoñez en el cargo le había jugado una mala pasada, pero visto lo visto ¿Quién nos asegura que no estamos ante el enésimo caso aislado de corrupción en el Partido Popular?.
Claro que la respuesta del alcalde no deja de ser menos llamativa, cuando afirmó que todas las subvenciones son informadas por los técnicos municipales, y digo yo ¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad?, pues eso, nada. Lo que está en tela de juicio no es si la subvención está bien dada o no, si había fondos suficientes, o si se solicitó en tiempo y forma, sino si es ético, censurable y reprobable, que una concejala se solicite y conceda una subvención para la asociación que ella misma representa, y todo cuando lo que está en juego no es dinero de su propio patrimonio, sino fondos públicos, es decir, tuyos, míos, suyos y de todos.
Si esta acción queda impune, en la hoja de servicios del alcalde y de la concejala habrá que añadirle otro negativo más, porque no es de recibo que la máxima autoridad local ampare y de cobijo a quien juega de esta forma con los fondos públicos, a quien barre siempre para casa y a quien, cuando se ve acorralada, en vez de pedir disculpas, rectificar y dimitir a la cuenta de tres, se ampara en los técnicos municipales en un intento inútil de tapar su propia torpeza, y es que mirar para otro lado y ocultar la cabeza debajo del ala ya no es patrimonio exclusivo de Rajoy, parece que tal actitud se está exportando a todas las franquicias que Génova 13 tiene repartidas por todo el territorio nacional.
Todo ello por no mencionar que la concejala, de una tacada, ha incumplido el precepto legal que le impide tomar parte en asunto en el tenga algún interés particular, ¡y vaya si lo tiene!, además del código ético aprobado recientemente en el Ayuntamiento de Albacete, en el apartado que dice que “los cargos electos municipales deben actuar siempre haciendo prevalecer los intereses generales sobre los particulares para lo cual deben evitar situaciones que generen conflicto entre ambos intereses”, menos mal que su licenciatura en Derecho le presupone cierto conocimiento legislativo, que sino…
Pero como no hay dos sin tres, y por si alguien no ha caído en la cuenta, me estoy refiriendo a la misma concejala que intentó, menos mal que sin éxito, sustituir a educadores sociales de la Casa de Acogida de Mujeres Víctimas de Violencia de Género por vigilantes de seguridad, la misma que afirmó en el transcurso del último Pleno en el Ayuntamiento de Albacete que los profesionales sanitarios del SESCAM no informan debidamente a las mujeres que desean interrumpir su embarazo y la misma que afirmó a continuación, que el aborto es “una forma de violencia inhumana contra la mujer”.
Visto lo visto y oído lo oído, no resulta descabellado pensar que la señora Martínez Paños no está capacitada para seguir coordinando las concejalías de Educación y Mujer. Su falta de imparcialidad a la hora de otorgar subvenciones resulta mucho más que alarmante, no se puede ser arte y parte, lo diga quien lo diga y lo afirme quien lo afirme y su falta de independencia para con todas las sensibilidades en el tema de la interrupción voluntaria del embarazo, la descalifica como concejala de la Mujer del Ayuntamiento de Albacete, porque lo quiera o no lo quiera, que no quiere, le guste o no le guste, que no le gusta, lo es de todas las mujeres, de las que piensan que el aborto se basa en una decisión libre de las mujeres y de las que piensan que no debe ser así.
Cuando la señora Martínez Paños juró el cargo de concejala, se comprometió a cumplir fielmente las obligaciones del cargo, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado. Pues bien, las obligaciones del cargo le llevan a ser imparcial a la hora de conceder subvenciones, cuestión esta que la señora Martínez Paños ha obviado en dos ocasiones hasta la fecha, y las obligaciones del cargo le llevan a dar amparo a aquellas mujeres que se puedan sentirse acosadas por otras, cuando libremente deciden interrumpir su embarazo por la causa que fuere, petición que fue despachada con un rotundo NO, incumpliendo su propio juramento, cosa que no está muy bonita que digamos, y además poniendo en tela de juicio la profesionalidad de los profesionales del sistema sanitario regional, ya puestos…
Somos muchos los que pensamos que la concejala no ha actuado bien, que ha sido incapaz de separar su actividad pública de su activismo asociativo, y que no ha sabido anteponer el desempeño de un cargo público a sus profundas convicciones religiosas, y también somos muchos los que pensamos que en el alcalde ha encontrado antes un aliado y un correligionario que un censor, por lo que ya no es una concejala la que empieza a sobrar en el Ayuntamiento de Albacete, sino dos, el alcalde, también.