No ha faltado el champán, la ducha, ni los manteos; el vestuario del Albacete Balompié era esta tarde una fiesta. La locura se desataba al conseguir el ansiado ascenso por el que tanto se ha luchado estos tres años.
No ha faltado el champán, la ducha, ni los manteos; el vestuario del Albacete Balompié era esta tarde una fiesta. La locura se desataba al conseguir el ansiado ascenso por el que tanto se ha luchado estos tres años.