Reproducimos la Carta al director que un lector nos envía, denunciando la situación que un familiar vivió en el Hospital General de Albacete:
Me veo en la obligación moral de denunciar públicamente la vergonzosa situación vivida por un familiar en el Hospital General Universitario de Albacete, que no se puede calificar de otra forma que indignante.
Durante dos noches consecutivas, a este paciente diabético se le dejó sin cenar. En ambas ocasiones, la comida simplemente desapareció. Mientras tanto, tenía insulina pautada por prescripción médica, pero no se le administró ni una sola dosis durante dos días, a pesar de que un familiar informó que tenía la glucosa alta. Al día siguiente, amaneció con casi 500 de glucosa. El personal sanitario justificó la omisión con frases como “como no iba a cenar más…”, cuando precisamente no cenó porque nadie le sirvió la cena.
Por si fuera poco, al solicitar ayuda para ir al baño, la respuesta que recibió fue:
“Que se orine en el pañal, que para eso se le ha puesto.”
¿Esa es la atención y el respeto que merece una persona enferma?
A esto hay que sumar que todo lo que se entrega (cubiertos, bandejas, recipientes) es de usar y tirar, de una calidad tan baja que ni siquiera permiten pelar una fruta o cortar un alimento. El desayuno se sirve en un táper sin vaso, y cuando se pide una pajita, se entrega de mala gana. Las dietas no están adaptadas a cada paciente y el cuidado básico queda en manos de los familiares, a los que incluso se les deja una bolsa de basura negra para que se encarguen ellos mismos de los residuos.
Este no es un hecho aislado, sino la consecuencia de un sistema colapsado, donde la dignidad y la salud del paciente se han quedado por el camino. Lo vivido es una humillación, un atentado contra los principios más básicos de la atención sanitaria. El SESCAM y la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha no pueden mirar hacia otro lado.
Esta carta es una llamada de atención. Porque hoy ha sido mi familiar, pero mañana puede ser cualquiera. Y no se puede permitir.
