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UNA OBRA PARA NO PERDERSE, EN CHINCHILLA

Obra ideal para institutos  y estudiantes de historia. La compañía LA TARASCA de Sevilla e colaboración con el ministerio de educación cultura y deporte y la concejalía de cultura del ayuntamiento de Chinchilla les invitan a esta obra.Obra ideal para institutos  y estudiantes de historia. La compañía LA TARASCA de Sevilla e colaboración con el ministerio de educación cultura y deporte y la concejalía de cultura del ayuntamiento de Chinchilla les invitan a esta obra.

Este viernes, a las 20.30 horas, el Teatro Auditorio Constantino Romero de Chinchilla, acoge  Augusto Fortuna publica Doctor Privado. De entrada libre.

La trascendencia era para los antiguos griegos y  romanos uno de los principios esenciales de la  inmortalidad. Trascender de la simple y gris vida mortal era el  ideal para quienes querían alcanzar la Fama (verdadera forma de inmortalidad para la Cultura Clásica), aunque para ello fuera necesario bordear los límites de la impiedad y la soberbia que representaban pecados imperdonables para los hombres, y que llevaban aparejado el castigo de los dioses. Hablar de Roma es hablar de nuestro pasado, de nuestro presente, de cómo fuimos y de por qué somos como somos…, con nuestras luces y nuestras sombras. Y si hubiéramos de encontrar un solo nombre tras dicha Historia, sería el de Augusto, el héroe clásico impregnado de tragedia cuya vida política estuvo llena de matices, incluso de contradicciones, pero se vio coronada por un éxito sin paliativos, mientras en su vida privada el dolor habría de contar con un papel protagonista, acentuado con el paso de los años. Imperator, Princeps  Senatus,  Pontifex Maximus…Emperador en nuestro vocabulario y nuestro imaginario colectivo, primer emperador de Roma (con permiso del divino Julio César). Augusto, Augusto consigue su trascendencia, su inmortalidad, no gracias a una muerte brillante o heroica, sino a su labor como hombre de estado, a su trabajo como creador de un “estado nuevo”, a su desempeño como “pacificador” de una Roma azotada y agotada por  siglos de luchas externas e internas… el hombre de estado, el emperador, triunfador en la esfera pública, pero que en su vida privada asiste a la sucesión de desgracias que asolaron a su familia y que le sumirían en la soledad del Poder, único manto en el que arropar su soledad privada.