Un aficionado del Albacete tiene que llegar a Segunda B llorado de casa. Se pueden cuestionar ciertos momentos del juego o algún momento sangrante como el de Baleares o Villarreal, pero el Alba es segundo, siempre a tiro de piedra del liderato y con mucha suficiencia en cada partido, más allá de la falta de gol, que llegará. Cualquiera que lea o escuche ciertas cosas que se dicen por ahí sin ver la clasificación pensará que este es el Alba del año pasado. Ni comprar toda la mercancía que intentan vender desde dentro ni por supuesto poner palos en las ruedas de un equipo nuevo y que está en posiciones de cumplir el objetivo que se marcó, ojo, la afición. Porque el club nunca dijo que la meta de este año fuera el ascenso.
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Es inviable pensar que un equipo va a ganar todos los partidos. Hay que contar con ‘x’ derrotas que llegan porque el fútbol no es un monólogo, pero esto es difícil de entender para algunos que aspiran única y exclusivamente a que el Albacete sea el Liverpool. Cuando despejemos la ‘x’ veremos el resultado de la ecuación, pero de momento sale generosa para el Alba y, por ende, para Albacete. Por eso hay que hacer mucha pedagogía y, sobre todo, venir llorado de casa. El sitio natural del Alba es la Segunda División. Puede haber milagros, véase los ascensos a la élite, y puede haber dramas, véase la última década. Mérito de unos y demérito de otros. Skyline ha coqueteado con ambas posibilidades, pero la cabra tira al monte. Pese a ello, filias y fobias aparte, hay que juzgar a la perrita por lo bien o mal que caza, no por si ladra más o menos.
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Que el Alba le gane al Linares entra dentro de lo normal. No habrá más que una reseña de un partido aburrido. Como aquellos contra el Salamanca en el desierto de la Segunda de los primeros 2000, Primera aparte. Aquí se vive de los tres puntos y, si se puede, de jugar bien. En ese caso, tendremos ídolos, como fue Febas o ahora es Fran Álvarez. Mientras tanto, punto a punto, el Alba llegará a su objetivo. Y llegará simplemente porque está preparado. Por plantilla y por infraestructura. Lo demás, tristes panfletos que quieren más protagonismo del que tristemente tiene el Albacete en el chiringo de Rubiales.{loadmoduleid 6173}
Ganarle al Linares es una consecuencia de bajar a Segunda B y es un logro más para un Albacete que necesita recuperar a su masa social. Está bien hablar de barcos, sea el capitán quien sea, pero lo importante es que la tripulación vuelva a llenar autobuses camino de Zaragoza, Elche o Córdoba. Y en ese camino está el Alba. Matar es muy fácil y vivir es muy difícil. El fútbol para un entrenador es básicamente eso, toda una carrera escalando para caer un día en picado. De la Barrera está en el camino y en La Mancha el suyo es impoluto. ¿Podría ser mejor? Baja tú…
