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Los vecinos se están volcando con los policías que estos días deben vigilar la IFAB, donde han estado confinados los temporeros del brote Covid, y trabajan largas horas bajo un intenso sol.
Así, no resulta raro verles acercarles agua fría.
También han colaborado con ellos La Taberna de Mari o el bar K’Tomas, llevándoles agua o dándoles café por la noche, una vez que ya habían cerrado.
La Policía, cierto es, está demostrando también una paciencia infinita.