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Vintage Albacete-Oviedo: Una despedida espectacular

En esta serie donde recordamos partidos históricos del Albacete Balompié contra el rival de turno, esta semana nos vamos a detener en la visita del Real Oviedo al Carlos Belmonte en la temporada 1991-92. El enfrentamiento llegó en la jornada 37ª, es decir, la penúltima del campeonato y última que el equipo de Benito Floro disputaba en su estadio.

Sin lugar a dudas fue la guinda a una campaña espectacular que se remató con un partidazo, uno de los mejores de aquella mítica campaña, en el que además se realizaba una despedida muy especial, la del guardameta costarricense Luis Gabelo Conejo, que decía colgar los guantes al final de aquella primera temporada del Alba en la máxima categoría del fútbol español.

La tarde de aquel 1 de junio prometía, y no era para menos. El sueño de alcanzar la UEFA se había en cierto modo truncado con ese pequeño bache en la recta final que comenzó con una goleada histórica, en lo negativo, en el Camp Nou (7-1). Cinco derrotas en seis partidos bajaron de la nube a ese modesto que tras la jornada 30, a ocho del fina, ocupaba la quinta plaza de la clasificación. Entre las derrotas, una muy dolorosa en el anterior encuentro en el Belmonte al que nos ocupa, frente a la Real Sociedad, con el nefasto arbitraje de Riera Morro, de infausto recuerdo.

Con todo y con ello, el Albacete logró asegurar la séptima plaza con su brillante triunfo sobre el Oviedo, lo que otorgaba posibilidades todavía para jugar la UEFA, lo que habría sido ya la repanocha después de hacer historia con dos ascensos consecutivos. Pasara lo que pasara en el Calderón en la última jornada, el Alba era séptimo y para jugar la UEFA el Real Madrid tenía que ser campeón y el Atlético de Madrid meterse en la final de Copa del Rey. Pero el Real Madrid no ganó la liga y, aunque el Zaragoza, sexto, no ganó en esa última jornada, el Alba tampoco puntuó en el Calderón, lo que le habría dado la opción de quitarle ese último puesto en Europa a los maños.

Todo estaba preparado aquella tarde para homenajear y despedir a Conejo. El guardameta costarricense había llegado en el verano de 1990 un tanto engañado al Albacete, tras haber realizado un gran Mundial en Italia con su selección. Le habían vendido los intermediarios que veía a un club recién descendido que buscaba regresar a Primera, cuando la realidad era que llegaba a un Albacete recién llegado desde la Segunda B cuyo objetivo era simple y llanamente mantener la categoría.

Pero la temporada 1990-91 fue como fue, el Alba se convirtió en el Queso Mecánico y se metió en Primera, donde Conejo defendió con honores la portería del mejor Albacete de la historia, con ese séptimo puesto en la campaña 1991-92 que va a ser muy difícil de superar. Los compañeros le hicieron el pasillo antes del partido y Conejo salió con su hijo en brazos. Hubo varias placas de recuerdo y Rafael Candel le hizo entrega de la insignia de oro del club. Al final del partido, la afición lo sacó a hombros al grito de ¡Torero, Torero!, aunque dos años después se le pidió echar una mano y regresó al Alba, en la temporada 1993-94, para disputar otros 12 encuentros defendiendo la portería del conjunto manchego.

En medio de todo el jolgorio por la despedida, el partido contra el Oviedo de Irureta, que empezó fuerte y tuvo dos claras ocasiones para haberse adelantado en el marcador a los 20 minutos de partido, pero ahí estaba Conejo para salvar los muebles. En el minuto 28 se adelantó el Albacete con fortuna y oportunismo. Aquino lanzo una falta, Viti, guardameta del Oviedo, no atinó a quedarse con el balón y ahí estaba Antonio, con la caña preparada, para hacer el 1-0. A partir de ahí el Alba sacó su mejor fútbol. Zalazar dirigía el partido a su antojo, Geli y Menéndez entraban por la banda con elegancia y superioridad. La gente en la grada disfrutaba. Era el Alba en todo su esplendor, con un Benito Floro artificie del milagro para el que también iba a ser su último partido en el Belmonte porque al terminar la liga se nos marchaba a Concha Espina para entrenar nada más y nada menos que al Real Madrid, aunque luego también regresó, como casi todos, porque todos quieren volver a este Albacete que parece enganchar al que pasa por sus filas.

El caso es que para redondear ese momento brillante de fútbol apareció Geli para hacer una jugada preciosa que era frenada por falta dentro del área. Penalti claro señalado por el árbitro que Zalazar, como era costumbre, no falló. Con ese 2-0 se llegó al descanso. En la segunda mitad el Oviedo intentó estirar sus líneas. Lacatus, pretendido por Floro ese verano para el Albacete, llegaba peligro, pero Conejo seguía ahí para poner el broche de oro a su paso por el Belmonte. Floro colocó a un joven canterano, Sotero, para frenar a Lacatus y el Oviedo volvió a desaparecer, lo que dio paso otra vez a un Albacete que desplegó el mejor futbol para deleite de su afición. Fue sin lugar a dudas un partido memorable, que ciertamente cerraba un ciclo, porque después han pasado muchos jugadores por el Belmonte, se logró otro ascenso a Primera y se jugaron muy buenos partidos, pero como el fútbol que regaló a España el Queso Mecánico de Benito Floro en esos tres años magníficos….

Recordamos las alineaciones de ese partido, que como hemos comentado acabó con vitoria del Albacete por 2-0.

Floro formó con Conejo, Geli, Sócrates Parri, Juárez, Menéndez, Catali, Zalazar, Chesa, Manolo, Antonio y Aquino. También jugaron Parada y Sotero.

Irureta alineó a Viti, Armando, Gorriarán, Luis Manuel, Jerkan, Paco, Lacatus, Bango, Elcacho, Sarriugarte y Viñals. También participaron Berto y Carlos.

El colegiado del encuentro fue el catalán Vico Díaz, que mostró amarilla a Juárez, Manolo, Chesa y Antonio por parte del Albacete y a Luis Manuel, Paco, Lacatus, Bango y Viñals en el Oviedo.

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AFICIÓN

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