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VINTAGE DEL ALBA… HOY EL ALBACETE-ZARAGOZA DEL GOL MÁS RARO EN LA HISTORIA DEL BELMONTE

Victoria de prestigio en un mal partido y con gol para el anecdotario

VINTAGE DEL ALBA… HOY EL ALBACETE-ZARAGOZADe las múltiples visitas del Real Zaragoza al Carlos Belmonte, hoy nos centraremos en la que se produjo en la temporada 93-94, con un triunfo de prestigio para el Albacete (2-1) y un gol para el anecdotario. En el Albacete repetía en el banquillo Víctor Espárrago tras salvar al equipo la campaña anterior en la promoción con el Mallorca. Viviría el conjunto manchego una campaña tranquila, en la que conseguiría la permanencia con muchas jornadas por delante.

En la jornada 22 visitaba el Belmonte un Real Zaragoza que prometía cosas interesantes, como así fue. Bajo la batuta de un joven técnico aragonés, un Víctor Fernández que tenía entonces 33 años, el equipo maño vivía su época dorada, con una plantilla espectacular y con jugadores que dejaron huella con el conjunto zaragocista. Esa temporada finalizó tercero en la Liga y ganó la Copa del Rey, lo que posibilitó que a la temporada siguiente jugara una Recopa de Europa que se adjudicó con el famoso gol de Nayim.

Pero volvamos a ese 6 de febrero de 1994. El Albacete estaba en plena racha positiva y se encontraba en el octavo puesto de la tabla con 22 puntos, los mismos que tenía el Real Zaragoza, que era décimo. El Albacete formó en ese encuentro con Balaguer, Alejandro, Santi, Fradera, Coco, Sala, Menéndez, Geli, Nilson, Zalazar y Dos Santos. También jugaron Antonio y Ramón. La alineación del Zaragoza fue la formada por Cedrún, Belsué, Solana, Cáceres, Gay, Aguado, Pardeza, Aragón, Esnaider, Higuera y Nayim. También jugaron Poyet y García Sanjuán.

El colegiado del encuentro fue el extremeño Pajares Paz, que mostró cartulina amarilla a Fradera en el Albacete y a Belsué, Gay, Pardeza y Aragón en el Zaragoza.

No fue un gran partido, ni de uno ni de otro, incluso el propio Albacete hizo pocos méritos para llevarse el triunfo, pero le sonrió la fortuna en la recta final del choque y los dos puntos que estaban en juego, ya que la liga de los tres puntos por victoria no llegó hasta la campaña 95-96.

Víctor Fernández jugaba con un 4-3-3 entonces en desuso y que luego volvió a poner de moda el Barcelona. Con Higuera, Esnaider y Pardeza en la parte ofensiva, que bloqueaban el canal de conexión entre la defensa y el canalizador del juego manchego, el uruguayo José Luis Zalazar. Así, el primer tiempo fue claramente para los maños, que se adelantaron en el marcador con un gol de Gay de tiro raso en el minuto 32 tras una buena triangulación con Higuera y Aragón.

Al comenzar la segunda parte apareció Zalazar, con una falta un poco lateral y lejana, pero que la lanzó con la maestría y potencia que le caracterizaba para marcar un gol marca de la casa que puso de pie a los aficionados del Belmonte. Apretó el Zaragoza para volver a tomar ventaja, pero pasada la media hora de la primera mitad el equipo maño empezó a conformarse con el punto y se fue atrás, lo que aprovechó el Albacete para apretar en los minutos finales y conseguir un premio excesivo para el partido que había realizado pero que colocaba a los de Espárrago en una magnífica sexta posición en la clasificación al término de la jornada.

El gol del triunfo fue de esos que quedan grabados en el anecdotario de unos y otros, sobre todo en un Cedrún desolado que al finalizar el partido lo dejaba claro ante los micrófonos. Corría el minuto 87 cuando el balón llegó a la izquierda para Geli, que desde la línea de fondo retrasó para que Menéndez conectara desde la frontal un duro disparo que rechazó Cáceres, saliendo el balón hacia arriba en globo y con mucho efecto. En su caída, pegado a la línea de gol, Cedrún se comió el balón, que tras botar entró en su portería, convirtiéndose en el tanto que daba la victoria Albacete.

Tras el partido, un afectado Andoni Cedrún lo decía muy claro: “La explicación es que es una cagada, así, sinceramente es lo que pienso. Luego puedes pensar que el balón iba fuera, que el viento lo ha metido, luego el bote, pero sinceramente es una tragada y una cagada que mejor olvidar, pero te da pena por el trabajo de los compañeros y el 1-1 era un positivo importante y un gol de estos te va al traste, pero qué vas a hacer”.

En la jornada 22 visitaba el Belmonte un Real Zaragoza que prometía cosas interesantes, como así fue. Bajo la batuta de un joven técnico aragonés, un Víctor Fernández que tenía entonces 33 años, el equipo maño vivía su época dorada, con una plantilla espectacular y con jugadores que dejaron huella con el conjunto zaragocista.