Un rival que se nos atraganta en el Belmonte
El Numancia ha sido protagonista de los peores momentos del Albacete Balompié en los últimos años. Descensos y destituciones han provocado sus victorias en el Carlos Belmonte, que han sido muchas. De las 10 ocasiones en las que se han enfrentado en Albacete, en cinco se ha llevado el triunfo el equipo soriano, con dos empates y sólo tres triunfos manchegos, precisamente en sus primeros enfrentamientos, ya que las cuatro últimas visitas del Numancia se saldan con triunfo para los visitantes.
Los primeros enfrentamientos fueron propicios para el Albacete, con victoria en la 97-98, empate en la 98-99 y dos triunfos seguidos, en la 01-02 y 02-03. En su primer encuentro, el Alba de Luis Sánchez Duque ganó 2-0 en la octava jornada, con goles de Vanic y Aquino. Dos semanas después el técnico madrileño fue destituido y en ese año hubo hasta cuatro inquilinos en el banquillo del Albacete. Al año siguiente hubo empate, en la 28ª jornada (1-1) con goles de Tito para los locales y Castaño para los numantinos. El partido estuvo condicionado por el nefasto arbitraje de Llonch Andreu, un colegiado catalán sin condiciones físicas ni técnicas que la liaba por donde pasaba y que fue ‘recompensado’ por ello con el ascenso a Primera División ante el asombro de todos los equipos que lo habían sufrido. Por cierto, cinco semanas después era destituido en el Alba el técnico italiano Luigi Maifredi.
Llegaron dos triunfos consecutivos, en dos buenas temporadas con Paco Herrara y César Ferrando en el banquillo y con idéntico resultado, 3-1 para los manchegos. En ambos casos el equipo acabó con una buena clasificación, incluido el ascenso a Primera División en la 02-03.
A partir de ahí, el Numancia fue una pesadilla para el Albacete. En la 04-05 el Albacete se reencontró con el equipo soriano en Primera. En el Belmonte se jugó a finales de febrero, en la 24ª jornada. Las cosas no iban muy bien para el equipo entrenado por José González, que ya había estado en el alambre algunas jornadas antes. Se adelantó el Albacete gracias a un gol de Mark González, pero el Numancia le dio la vuelta con los goles de Merino y Miguel. El 1-2 provocó la destitución del gaditano José González y el club dejó al equipo en manos del técnico del filial, Martín Monteagudo, que no pudo evitar el descenso a Segunda.
El Numancia también descendió esa misma temporada, así que en la 05-06 volvieron a verse las caras y los sorianos puntuaron otra vez en el Belmonte (0-0). Ambos equipos pasaban apuros en su acoplamiento a la Segunda División y el arbitraje de Medina Méndez fue lamentable. En el Alba el lio estaba en la indisciplina de Aranda, por lo que Ferrando lo apartó del equipo. La noticia positiva fue el debut de un joven César Díaz con el primer equipo.
En los siguientes cuatro enfrentamientos el Albacete salió derrotado. En la 06-07, la última temporada de César Ferrando, se cayó 1-3 en un partido tan nefasto que hasta el gol local fue logrado por un jugador numantino en propia puerta. En la 07-08 otra derrota con estrépito (1-4) dentro del terrible inicio de temporada con Quique Hernández en el banquillo. Esta era la jornada cuatro y el Alba sólo pudo sumar dos puntos en las ocho primeras.
En la 09-10 el enfrentamiento con el Numancia volvió a tener consecuencias en un Albacete que ya estaba en una cuesta abajo muy preocupante. Era la jornada 14, a finales de noviembre y empezó marcando el equipo entrenado por un muy cuestionado Pepe Murcia, por medio de Antonio López, pero de lo que pudo ser el 2-0 se pasó al 1-1 y enseguida llegó el 1-2 y el 1-3. Antonio Hidalgo maquilló el resultado con el 2-3, pero la derrota dejó muy tocado al equipo y a la afición. Tanto fue así que al día siguiente el Consejo decidió la destitución de Pepe Murcia y la llegada de Julián Rubio.
En el último enfrentamiento, en la 10-11, la derrota por 1-2, que la valió al Numancia para sellar su permanencia en la División de Plata, supuso el descenso matemático del Albacete Balompié a la Segunda División B. Fue en la jornada 38, con el equipo en manos del entrenador del filial, Mario Simón, y la amargura de certificar la salida de la Liga de Fútbol Profesional tras 21 años consecutivos entre los más grandes.