
Victoria manchega en el último enfrentamiento en Primera
Numerosas son las visitas que ha realizado el Albacete al CD Tenerife, con algunos buenos resultados. Hoy nos vamos a quedar con el partido que se jugó en el Heliodoro Rodríguez López un 17 de diciembre de 1995, en el que ha sido su último enfrentamiento jugado en tierras canarias en Primera División y que ganó el conjunto manchego por 1-3.
No llegada el Alba en su mejor momento. El equipo de Floro había sido repescado en verano por el famoso ascenso administrativo en el verano de 1995 que dejó la Primera División con 22 equipos, al haber bajada de pantalones y no descender administrativamente los equipos que no habían cumplido con los requisitos establecidos. Fue la ‘muerte’ del famoso plan de saneamiento de los clubes de fútbol lanzado años antes por el entonces secretario de Estado para el Deporte, Javier Gómez Navarro y posibilitó que los clubes siguieran gastando sin control, con consiguiente endeudamiento generalizado.
El caso es que la plantilla se completó como se pudo y, ciertamente, no se hicieron muy bien las cosas cuando el resultado final fue el mismo que la temporada anterior, descenso a Segunda División. Quedó para la historia el Albacete como el único equipo capaz de descender de Primera a Segunda durante dos años consecutivos, algo que será ciertamente muy difícil de que se vuelva a repetir.
El partido contra el Tenerife se produjo en la jornada 17 y el Albacete sólo había sido capaz de ganar los tres primeros partidos jugados como local y fuera de casa apenas había sumado un empate (un punto), en su visita a Mérida (1-1) en la séptima jornada. De ahí que el Alba ocupase la penúltima posición de la tabla con 13 puntos, uno más que el colista Valladolid. El Tenerife, entrenado por el alemán Jupp Heynckes acabó ese año quinto, por encima del Real Madrid, que fue sexto, y clasificándose para jugar la Copa de la UEFA (en la que llego a semifinales). A esa jornada 17 llegaba octavo con 23 puntos.
El mercado invernal entonces se habría a mediados de diciembre y en este partido Floro hizo debutar a tres de los refuerzos, Pedro Riesco, que llegó procedente del Deportivo de La Coruña, Luna, que llegó desde el Almería, y Chesa, que reapareció tras estar la temporada anterior en el Rayo Vallecano y sin jugar en el fútbol profesional durante la primera parte de la temporada. Benito Floro formó ese día con Marcos, Manolo, Alejandro, Coco, Maqueda, Jesús Muñoz, Josico, Pedro Riesco, Zalazar, Bjeliça y Kasumov. Durante el partido entraron Luna, el canterano Mario Romero y Chesa. En el Tenerife, Heynckes jugó con Ojeda, Aguilera, Antonio Mata, César Gómez, Hapal, Jokanovic, Chano, Conte, Pinilla, Pizzi y Robaina. También jugadaron Jualene, Felipe Miñambres y Víctor.
El colegiado del encuentro fue el navarro Andradas Asurmendi, que no estuvo fino. Su mayor error fue mostrar sólo cartulina amarilla a Jokanovic en una escalofriante entrada sobre Kasumov justo al final de la primera parte. El jugador serbio, que ese año se llevó 13 amarillas y 2 rojas, entró con los dos pies por delante y se cargó, literalmente, al jugador azerbayano del Albacete, que tuvo una doble fractura de los huesos del pie y estuvo unos dos meses de baja. En el partido también hubo cartulina amarilla para Hapal y Pizzi en el Tenerife y para Coco, Zalazar y Luna en el Albacete.
El Albacete, con un Benito Floro adelantado a su tiempo en muchos aspectos tácticos, utilizó ese día un sistema 1-4-2-3-1 entonces poco visto y que popularizó poco después la Francia campeona del Mundo en 1998, siendo en el fútbol actual uno de los más utilizados. Los canteranos Josico y Jesús Muñoz actuaron en el doble pivote, con Pedro Riesco y Bjeliça por las bandas, Zalazar en el centro y Kasumov como punta de lanza. El caso es que le salió bien la jugada a Floro porque el Tenerife nunca se sintió cómodo y apenas generó ocasiones de peligro en el área manchega, lo que dio posibilidades a un Alba que ese día estuvo más efectivo. Dos llegadas tuvieron los chicharreros en la primera mitad y tres en la segunda, escaso bagaje para un equipo aspirante a estar arriba y que jugaba en casa.
El conjunto manchego, con mucho orden y disciplina, fue superior en el campo y se pudo ver al mejor Alba de la temporada hasta ese momento, que se fue creciendo en confianza con el paso de los minutos y logró un triunfo totalmente merecido. Pinilla adelantó en el minuto 21 al Tenerife en una jugada personal en la que el ex del Alba se buscó el hueco en la frontal para lanzar un duro disparo y batir a Marcos, con una defensa manchega algo cándida. Lo normal hasta entonces es que tras el gol rival el Alba se viniera abajo, llegara el desánimo y los despropósitos, pero ese día el equipo mostró un cambio total de mentalidad y lo que hizo el gol local fue espolear a los de Floro, que seis minutos después empataban con una jugada personal de Nenad Bjeliça. La primera parte terminó con la lesión de Kasumov, que hizo debutar a Luna en la segunda mitad. El delantero mostró los nervios de su primer partido en Primera, mientras que el otro debutante, Pedro Riesco, había sido una pesadilla para la defensa canaria por sus buenas internadas por la banda derecha.
Josico y Jesús Muñoz, con 20 y 19 años respectivamente, eran una muralla infranqueable para el Tenerife y dominaban el centro del campo para el Albacete. En el minuto 60 llegó el 1-2, en una jugada de estrategia, algo que trabajaba mucho Benito Floro. Zalazar sacó una falta hacia el costado para la entrada de Manolo por la banda derecha y su centro fue prolongado con la cabeza en el primer palo por Coco y Bjeliça sólo tuvo que empujar a la red. La superioridad albaceteña era manifiesta.
El Tenerife dio un paso al frente con la salida de Felipe Miñambres y dispuso de dos claras oportunidades, una para Pinilla, que estrelló un balón en la madera, y otra de César Gómez, que con Marcos batido su disparo fue sacado desde la misma línea de gol por Coco. Entonces el Albacete pasó algunos apuros, pero pronto mató el partido al contragolpe. Era el minuto 89 y Zalazar habilitó con un magistral pase al reaparecido Chesa, que se fue hasta la línea de fondo y metió un pase de la muerte que aprovechó el canterano Mario Romero para lograr su primer gol con el Albacete en Primera, y único que logró en el fútbol profesional. El partido quedaba sentenciado a favor del Albacete (1-3).
