La magia del paraguayo González hizo brillar al Albacete
Son muchas las visitas que el Rayo Vallecano ha hecho al Albacete en el Carlos Belmonte y lo cierto es que la igualdad ha sido máxima en los enfrentamientos, que se puede decir que están en tablas, pues hubo tres victorias para los manchegos, las mismas para los madrileños y cinco empates. Además, todos los partidos en los que el marcador estuvo desnivelado, el triunfo de uno y otro siempre fue por la mínima, menos un día, el 25 de noviembre de 1985, fecha en la que se produjo la primera victoria del Albacete frente al Rayo después de que los vallecanos se hubieran llevado el triunfo un año antes cuando se encontraron en el grupo II de la Segunda División B y ambos lograron el ascenso como campeón (el Rayo) y el subcampeón (el Albacete) del grupo.
En Segunda, ambos pasaron sus apuros para mantener la categoría, pero el Rayo lo consiguió mientras que al Albacete la alegría le duró poco ya que regresó a Segunda B. El enfrentamiento en el Belmonte correspondió a las 13ª jornada del campeonato y el conjunto manchego ya lo estaba pasando mal. Aunque había logrado encadenar unos buenos resultados (dos victorias y dos empates), la derrota en la jornada anterior en casa del Deportivo Aragón devolvía al equipo manchego a los puestos de descenso, cuartos por la cola con 10 puntos. En la mitad de tabla, con 12, estaba el Rayo Vallecano que entrenaba el uruguayo Héctor Núñez.
El Albacete lo entrenaba Julián Rubio, ya retirado como jugador, pero como no tenía carnet el que figuraba oficialmente como técnico era Abilio Rubio. El partido acabó con la goleada de un Alba que tuvo un final de partido brillante gracias a la aportación del paraguayo González. Como por aquellas fechas estaba muy de moda otro González, el ‘Mágico’ salvadoreño que triunfo en el Cádiz, pues se aprovechó el apelativo para calificar el triunfo del conjunto manchego.
El caso es que después de un mal inicio de la competición, la afición que acudió al Carlos Belmonte fue numerosa y el Rayo estuvo arropado por un millar de seguidores. Hubo flamear de pañuelos a los goles de González y despedida con ovación para un Albacete que jugó uno de los mejores partidos de una temporada complicada y que acabó con descenso.
El Albacete jugó ese partido con Garmendia, Mario, Soriano, Silos, Villalustre, Merino, Luis, Catali, Serrano, Emiliano y Botella. Hernán entró por Silos, que se lesionó, y González lo hizo por Botella.
El Rayo Vallecano formó con Ortiz, Morón, Pepín, Quique, López, Mendizábal, Madriñán, Javi Rey, Rubén Cano, Capón y Trobbiani. También salieron Rocha y Soto.
El árbitro del encuentro fue el andaluz Villena Peña, que no tuvo grandes errores, pero tampoco dejó contentos a unos y otros. Vieron amarilla Soriano, Hernán, Villalustre; Mendizábal y Capón.
El partido comenzó muy bien para el Albacete, pues en el minuto dos se adelantaba en el marcador gracias a un gol de Botella. Mario lanzó una falta, Emiliano tocó de cabeza y Botella, ante la salida del portero, levantó la pelota en globo para hacer el 1-0.
En esos minutos el Alba fue dueño y señor del partido, trenzando bonitas jugadas que eran agradecidas por el público. Hasta el minuto 20 no se arrimó el Rayo a la portería defendida por Garmendia, que resolvía con acierto un mano a mano con Trobbiani. Tuvo otra buena ocasión el Rayo a balón parado, verdadero caballo de batalla para el Alba esa temporada. De todas formas, el conjunto manchego golpeó de nuevo en el minuto 46, en el añadido antes de llegar al descanso, Merino hacía el 2-0 aprovechando el rebote de un tiro de Hernán que había chocado en el cuerpo de Serrano.
Bien pintaban las cosas para el Albacete, pero el Rayo apretó en la segunda mitad. El equipo madrileño apretó y en una serie de faltas y saques de esquina llegó el 2-1 en el minuto 68. Javi Rey cabeceó fuera del alcance de Garmendia una buena falta lanzada por el Rayo.
Llegaron los nervios, pero todo cambió con la salida de Gabriel González al campo. Si el mexicano Mendizábal estaba defraudando con el Rayo, el paraguayo del Albacete provocó el delirio de la grada. Había llegado al Albacete procedente del filial del Atlético de Madrid, con el que había jugado en Segunda las dos campañas anteriores. Era un futbolista tremendamente habilidoso, con aspiraciones de jugar en Primera, pero su irregularidad era un hándicap que no superó. Estuvo unos años en el Alba y luego regresó a su país, donde ganó varios títulos como la Copa Libertadores, en 1990 con el Club Olímpia de Paraguay.
González desplegó todo su fútbol en el partido contra el Rayo. Apenas jugó 25 minutos, pero fueron suficientes para levantar al público de sus asientos. En el minuto 73 Luis le pasa el balón en un contragolpe y la jugada empieza con un túnel a su marcador, dribla a otro contrario y, dentro del área, empalma un cañonazo que Ortiz ni vio por donde entró. La gente se levantó y sacó sus pañuelos. Era el gol de la tranquilidad, aunque luego llegaría otro con el que rematar la faena. Fue en el minuto 87 y en otro contragolpe de González. Esta vez el regate no sale, pero recoge el rechace y, cuando parecía que se iba a caer soltó otro disparo que se coló por la misma escuadra ante el asombro de los aficionados. Otro golazo, que hacía el 4-1 y cerraba el partido con la clara victoria para el Albacete.
Héctor Núñez habló después de los “goles psicológicos” logrados por el Alba en los minutos 2 y 46 de la primera mitad y que, luego, en la segunda “estuvimos desorganizados, no hubo juicio en el campo y dejábamos muchos huecos facilitando el contragolpe. Hemos perdido los papeles en muchos compases del encuentro”.
Abilio Rubio estaba contento y señaló como clave colocar a Soriano en la zaga. Sobre González dijo que su actuación había sido “magnífica” pero se preguntaba “¿Por qué no lo hace así siempre? Tiene que luchar más y ser constante durante los 90 minutos”. Del primero de sus goles, el tercero del Alba en una tarde “excelente” fue “de los que se ven pocos”. Por su parte Julián Rubio señaló que “trabajamos este triunfo de principio a fin. El equipo trabajó a tope, como hace cada domingo, eso no lo puede negar nadie, pero se ha acertado de cara al marco contrario, que era lo que necesitábamos”.
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