“No es lo mismo llamar, que salir a abrir” (refrán español)
A Bruselas no hace falta que vaya nadie del PP a advertir sobre ese corazón con freno y marcha atrás del PIB español, que ya se encarga el propio Gobierno plurinacional de Sánchez, Podemos y Rufián de rebajar las previsiones de recuperación económica, confianza y empleo que había generado Rajoy en los últimos años. Ya advirtió el gallego sabio sobre aquellos que confunden “las vacas gordas con la fiesta del despilfarro” y apenas han pasado cien días, sólo cien días, y ya tenemos indicadores económicos que apuntan a un nuevo temblor de piernas, en breve. Dios mío, otra vez, no.
A Bruselas, a los hombres de negro, a la troika, no hace falta que nadie les advierta de nada – aunque Pablo Casado está en la obligación y en su derecho de hacerlo, a quién si no, ¿a Maduro?-, porque saben bien que lo que aquí se está cociendo, bajo la cortina de humo de la subida del salario mínimo, es una lucha sorda por el poder entre Sánchez y Podemos, a cual más majo con nuestros impuestos, en tanto que los separatistas catalanes y vascos se comen las pipas más gordas de los Presupuestos Generales del Estado.
Por eso, las 150 reivindicaciones de Page en su reciente entrevista con el presidente nacido de una moción de censura, y no de una legitimación en las urnas, tienen el recorrido que tienen, o sea ninguno, más allá de dejar para el recuerdo una foto que evidencia la diferencia de estilismo entre uno y otro -Keneddy, que estás en los cielos- y un poco de salmuera en los bolsillos del dirigente manchego, tenemos Trasvase para rato; un encuentro que dejó claro que, como afirma la ministra de Trabajo y enemiga íntima del propio Page, Sánchez “como buen jugador de baloncesto que fue, le encanta jugar en equipo”, por tanto, no necesita dar la cara por nadie, ni siquiera por él mismo; pero lo que no sabe Magdalena Valerio es que en baloncesto, y aceptando que Sánchez fuera ese buen jugador que dice, además del espíritu de equipo, existe también la figura del palomero, que dignificara el gran Juanma López Iturriaga, que es aquel que, aprovechando el sacrificio de los compañeros en defensa, se descuelga del trabajo colectivo para correr en solitario los contraataques. Pues en el trabajo de equipo están todos los “barones” autonómicos que no juegan a arrastrar por los suelos la unidad de España. Y de “palomeros” Pedro, Pablo y Puigdemont.
Como bien ha advertido Ignacio Camacho, lo que está en juego no es ya una décima más o menos en la corrección del déficit -que ya vendrá la derecha para arreglarlo-, sino un modelo político que quiere dinamitar todo lo que los españoles nos hemos dado desde el año 1975. Palabras como cohesión, principio de solidaridad interterritorial o Fondo de Compensación entre Comunidades Autónomas, amparadas todas ellas por el Título VIII de la Carta Magna, son hoy una milonga en la estrategia de un Gobierno socialista que no puede o no quiere explicar lo que está abrigando: la validación del Estat Català al tres per cent, y para ello necesita, claro, subvertir el Poder Judicial con un autogolpe a la venezolana que haga de Pedro Sánchez una especie de comandante en jefe de los restos del naufragio de la Corona. Por eso, no quiere periodistas en la Base Aérea de Los Llanos. Ni en la Base, ni en ninguna otra de sus giras por provincias.
“Mucho se quejó la prensa, con razón, de la costumbre de Rajoy de comparecer pantalla de plasma mediante, evitando cualquier posibilidad de pregunta o canutazo. Hay formas no tan burdas, pero igual de efectivas de dar esquinazo a la curiosidad mediática, como la que ayer pusieron en escena el presidente del Gobierno y la ministra de Educación. Así, al llegar la prensa, el protocolo impuso un corralito con cintas por si alguien tenía la tentación de acercarse a tomar imágenes de la llegada; a quien la tuvo, se le indicó que volviera el redil. Dentro, los periodistas eran identificados con un pequeño papel amarillo, `visible por favor´, con un aspa negra. Hubo rumores de canutazo, pero como casi siempre, no llegó. Al terminar los discursos, los aspas negras fueron sutilmente invitados (o no tanto) a abandonar el recinto, mientras el presidente saludaba a las personas y, en algún corrillo, hablaba de la deslealtad de Pablo Casado por viajar a Bruselas”.
Esta crónica del Periódico de Aragón, de esta misma semana, se repite todos los días. La protagoniza el mismo que abogaba por “abrir un nuevo tiempo político en España, con políticos valientes que den la cara ante los ciudadanos y no se escondan tras un plasma como Rajoy”. Pues eso. Este es el presidente valiente del Gobierno de España, quien está haciendo bueno el plasma de Rajoy. Ya sólo le queda derogar el Senado, que está en ello, y convertir a la clase media y trabajadora en aspas negras dentro de un corralito. Y después, el chándal. Aló, Pedro.