El nuevo entrenador del Albacete Balompié, Lucas Alcaraz, ha pasado sus primeras semanas en la ciudad. A los pocos días de estar aquí, en una entrevista con MasqueAlba, relataba que «de la ciudad conozco lo poco que estos días me ha enseñado Jesús -director de comunicación del club- entre entrevista y entrevista. La Catedral… Este Pasaje donde nos encontramos -el Pasaje Lodares- que no lo conocía y también es muy bonito». Cercano y con sentido del humor, Lucas Alcaraz conversó con este medio, dentro de la serie de contactos que ha estado manteniendo con la prensa desde su llegada a Albacete.
Reconocía que «la Feria de Albacete no la conozco nada. Un día sí coincidió que jugábamos en el Belmonte y era Feria, pero al estar concentrados no pude escaparme». Si la conoce este año será buena señal, que el equipo habrá acabado bien la temporada y se habrá ganado la renovación.
También recordó que «sí conocía el Gran Hotel y sus alrededores, como el Altozano, de hospedarnos allí cuando hemos venido a jugar al Belmonte». En un paseo por el centro, por cierto, al pasar junto a la tienda de Yagüe apuntaba que «aquí me compré una bufanda, en un partido que vinimos en enero, del frío que tenía. Todavía la tengo y seguro que aquí aún la tengo que utilizar algún día»:
De los restaurantes de Albacete, apuntaba el míster del Alba que conoce el Asador de la calle Concepción y que conocía El Callejón especialmente «de mi etapa en el Murcia, porque coincidía que allí jugábamos muchas jornadas los sábados y aprovechaba el domingo para venir a ver jugar al Albacete».
Recordaba que «el mejor Albacete al que me he enfrentado era en su etapa en Primera, con César Ferrando de entrenador. Yo estaba en el Racing y nos destrozaron. Nos metieron un 4-0, con un Aranda descomunal, que luego tuve yo en el Murcia».
Además, no ocultó que ya antes «tuve la posibilidad real de venir al Albacete. Lo tenía casi hecho, cuando estaba de secretario técnico Antonio López Alfaro, en el descenso a Segunda, en 2005, pero se cruzó por medio Ferrando, que decidió volver y al entrar él ya no tuve nada que hacer».