“La verdad es que no pasa nada para las desgracias que podrían ocurrir. Lo milagroso es que funcionen los semáforos” (Juan José Millás)
En el marco del debate organizado por el Colegio de Economistas de Albacete, esta misma semana, la candidata al Senado por el Partido Popular, Rosario Rodríguez, ofreció un dato irrefutable que nadie puede disfrazar ya, tras una corta pero alarmante gestión de Pedro Sánchez al frente del Gobierno: la creación de empleo y las previsiones de crecimiento económico se desploman.
Será casualidad, o no, que cada vez que un presidente socialista accede al gobierno de la nación, las empresas y los negocios, o sea, el empleo, se echan a temblar. No terminaron de encajar, los principales agentes que mueven la Economía en España, que el actual presidente del reino lo fuera gracias a los votos de los que hoy están siendo procesados en el Tribunal Supremo, a cuenta de su referéndum secesionista e ilegal.
Ni lo encajaron bien entonces, ni lo terminan de digerir ahora, que pudiera reeditarse la coalición de partidos que apoyaron la moción de censura. Pues, al fin de todo, y pese a los augurios del CIS, las únicas opciones de gobierno a partir del próximo día 28-A pasarán por estas: O la ruina económica y social que ya anticipan los nueve meses de Pedro Sánchez y sus confluencias separadoras y separatistas; o vuelta a la senda de la recuperación que hizo de España, de nuevo, la locomotora del empleo y del crecimiento en Europa, de la mano del Partido Popular. Y detrás de ello, el sistema de protección social. Las pensiones en España se pagan con el empleo que cotiza al Estado, y esto es algo que deberíamos tener siempre muy presente.
Más allá del castigo a la provincia de Albacete, con un borrador socialista de PGE de 2019 para el que el tercer carril de Autovía entre La Roda y Chinchilla de Montearagón ni lo contempla; del ninguneo a la A-32 en los tramos que afectan a la provincia albacetense camino de Linares; o la palabra dada de que los trasvases del Tajo al Segura se acababan ya, pero ya mismo, para luego decir lo contrario en su visita a Murcia; más allá, digo, del azote de Pedro Sánchez a la inversión en Albacete, con la tibia reacción de Page (“los Presupuestos son para converger….”), todos entienden a estas alturas que sólo había un proyecto que guiaba el asalto al poder del hoy presidente y su socio Iglesias, el amigo de los niños del Albacete Balompié (no presentaron programa alternativo, ni falta que les hacía): el de aferrarse al sillón, con inundación previa de millones a la Comunidad que optaba por desgajarse de España.
Esa es la situación, cuando faltan tan sólo unos días para el 28 de abril. Lo demás es vestir el muñeco, cada cual, según le guste. Pero el borrador de Presupuestos Generales del Estado –con nueva vuelta de tuerca en la presión fiscal a la clase media-, los indicadores económicos oficiales, y las previsiones del Banco de España están ahí, a disposición de quien quiera verlas. No hace falta más.