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Andrés Iniesta jugaba en su tierra, en el campo del club en el que dio sus primeros pasos y a cuyo rescate acudió hace dos años, un cariño que siempre ha demostrado por Albacete, que el Belmonte le devolvía este martes con grandes muestras de admiración.
Era el jugador más aclamado cuando pronunciaron la alineación; su nombre copaba gran parte de las camisetas de La Roja que se veían en las gradas. Además, realizó un juego excepcional y levantó al público de su asiento para despedirle con una fuerte ovación cuando en el minuto 83 Vicente del Bosque le cambió por Isco para que los suyos pudieran darle la despedida que se merecía.