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LA CAMARA DE COMERCIO DESAPARECE

La noticia saltaba a los medios el pasado sábado: la Comisión Gestora de la Cámara presenta un ERE para despedir de 23 trabajadores a 21. No se podía esperar otra cosa, después de la huida de sus dirigentes, de no quedar en la Institución como se decía antiguamente “ni con que encender” el muerto se lo dejaban a la Junta de Comunidades para que se comiese ese “marrón”

Los directivos dimitidos y los que estaban en la sombra siempre entendieron que la Junta se haría cargo de una institución que ellos mismos habían llevado a la bancarrota y al despropósito, al no prever el futuro: la falta de liquidez para mantener el monstruo creado, con sus trabajadores al deberles dos o tres nóminas, y como siempre, con el pensamiento de que “esto lo arregla Toledo”

Eliminada la obligatoriedad de abonar cuotas, desaparecen actividades que se les prestaba a los empresarios, quedando como residual y al final poca utilizada, el tema de la exportaciones, y la realización de determinados cursos de formación.

La Cámara se mantenía a través de dos cauces, uno, de la cuotas obligatorias de los empresarios, y la otra, de la subvenciones de la instituciones, desaparecidas las primeras por decreto del Gobierno de Zapatero, tenían que existir  con las subvenciones. Y claro, cuando existe un Gobierno serio, como el de la Srª Cospedal, “cada uno tiene que aguantar su propia vela. Los chollos se terminan.

No crean que para ser presidente de estas instituciones había que ir a estudiar a Salamanca, o hacer unas oposiciones como las de Abogado del Estado, nada de eso, ser amigo, de él que en ese momento detectaba el poder político en la provincia o tenía un amigo en algún ministerio. Siempre se tradujo a nivel popular que era un cargo para aspirar a otro de mayor responsabilidad y mejor retribución.

Aquí, en nuestra provincia se pasó la sede de la Cámara de estar en centro, con unas instalaciones dignísimas en la Plaza del Altozano, a ocupar, uno de los edificios más señoriales de la ciudad, conocido como el Chalet de los Fontechas, teniendo que pedir importantes prestamos, alguno de los cuales, aún se deben, fueron unos años de esplendor y de exhibición de poderío, aún se recuerdan las fiestas que allí se daban en determinadas ocasiones, y a todo esto, entrando empleados sin publicidad, concurso u oposición, ser amigo del Presidente era aval suficiente.

Hubo épocas que el cargo de Presidente era utilizado para alcanzar cotas de poder en otras estructuras económicas o políticas, donde se dieron verdaderas luchas encarnizadas por el cargo y que tuvo su reflejo en los medios de comunicación dividiendo a los empresarios.

Cuando han visto que las cosas no salen por el esfuerzo, la imaginación y sobre todo cuando se arriesga  el patrimonio de uno mismo sino a base de subvenciones todo se termina y se abandona el barco dejando a su suerte a trabajadores y acreedores.   

¿Qué dirá de esta situación el eterno secretario de la Cámara Gaudencio Torres,  allá donde se encuentre?  Era estampa habitual verle discurrir en invierno o verano, por la calle Tesifonte Gallego, hacia el Altozano, con una carterita de escasas dimensiones, donde iba encerrada toda la problemática de la Cámara, y siempre envuelto en el humo de un puro, que nunca se le caía de la boca. Que tiempos.

Ya se sabe aquello, de entre todos la mataron………………..Buenos Días.