La Policía Nacional ha puesto en marcha una nueva macro operación contra el fraude en el fútbol, la operación Cortés, fruto de la explotación de un informe de la Liga de Fútbol Profesional. La actuación policial estima practicar más de una veintena de detenciones, salpica a equipos de la Segunda División de fútbol masculina y de la Primera División femenina, según lo ha relatado el diario El Mundo y es la segunda fase de la denominada operación Pizarro, llevada a cabo por la Policía el pasado mes de febrero y que se cerró con casi una treintena de detenciones e imputaciones, algunas en Albacete, con la detención de Iván Moreno, exjugador de La Roda, como uno de los supuestos cabecillas.
Moreno pasó un tiempo en la cárcel pero salió en libertad provisional.
La trama, según explicaron estas fuentes, está centrada en España pero tiene importantes implicaciones internacionales. Se trata de apuestas dirigidas desde China. Los investigadores entienden que hay implicado al más alto nivel un ex futbolista del Barcelona que está trabajando en China y que hace de contacto con los máximos responsables de la trama. Hasta 50.000 euros han llegado a cobrar los futbolistas implicados por, presuntamente, amañar partidos.
En el fútbol femenino estaría involucrado el Santa Teresa de Badajoz. En Segunda está salpicado el Almería y también aparecen equipos de Segunda B.
En la primera fase, desarticularon una compleja trama dedicada al amaño de partidos de Segunda B y Tercera División. La operación Pizarro se saldó con 26 detenciones en la región de Murcia (Águilas, Jumilla y Murcia), en Badajoz, en Barcelona, en Albacete y en Jerez. Participaron más de 200 agentes en las actuaciones para evitar la destrucción de pruebas.
Las dos operaciones están dirigidas por el titular del juzgado de instrucción número 1 de Zafra (Badajoz), que mantiene el secreto de las actuaciones.
El magistrado acusó a quienes mandó a la cárcel, entre ellos Iván Moreno, de corrupción entre particulares y de pertenencia a organización criminal. Los investigadores sostienen que ambos habían logrado tejer una profusa tela de influencias entre futbolistas de Segunda División B y Tercera, a los que lograban comprar por 3.000 y 5.000 euros. «Ellos ganaban 20 veces más con cada amaño».