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Hablemos de entidad. José Manuel Corrales Espinosa

San Carlos del Valle (Ciudad Real), un pueblo que se convirtió en municipio independiente en 1800, y que cuando te acercas a pocos kilómetros parece que llegas al Tal Mahal, pues su monumental iglesia barroca se presenta con una cúpula central y dos torres (aunque sean en realidad 4 torres), era el lugar predeterminado para quedar con JOSE MANUEL CORRALES ESPINOSA, que sin pérdida de tiempo nos llevó a conocer el grand cru o una parcela única, donde desde 1985 lleva plantado el viñedo de la variedad tempranillo. 2300 cepas que producen por debajo cada una de ellas del kilogramo, en un terreno cuarcítico-arcilloso poco profundo, que putea, si cabe, un poco más, a este gran viñedo, que previamente contrató, en un lugar donde es heroico el trabajo en el campo.

De allí, a la salida en dirección a Valdepeñas, otra viña en terreno calar, aunque visiblemente arcillo-calcáreo con tosca presente. Es un viñedo de tempranillo plantada 10 años después que vinieran los Beatles a España, produciendo estas 1000 cepas menos de 1000 kg.

Otro viñedo más de 1950 ya pegando a Valdepeñas despertó el apetito vínico y fuimos a su bodega de polígono a probar sus vinos de los años 21 y el reciente 22, que actualmente permanece en barricas de un solo uso  de roble francés de diferentes tonelerías que dan la cara nada más salir de barricas con una estructura frutal y frescura fuera de lo común.

JOSÉ MANUEL CORRALES, 2021 (a punto de etiquetar)

  • Tempranillo.
  • Bodega Corrales Espinosa Family Wines
  • D.O. Valdepeñas
  • Diferentes parcelas arcillo calcáreas y cuarcítico-arcilloso
  • Envejecimiento en barricas de diferentes tonelerías francesas durante 14 meses.
  • Precio: 22-24 euros
  • PUNTUACION: 98/100

Incuestionable la fruta en sazón con elegancia impresa. En boca, redondo, frutal, brutal, muy fresco y personal, excelentemente conjuntado. Mineral.  No hay apariencia, hay verdad y entidad milimétrica de expresiones. Grandísimo sin ser un grand Cru. El final no es final, ni hay final. Siempre permanece. Ambicioso con carácter; estructurado con muchísima personalidad.

Un vino espiritual que te produce ansiedad. Un vino que se siente.

No nos gustaría morir en febrero.

JOAQUÍN TOMÁS VELASCO.