Por Carlos Garrido
El equipo dirigido por Adrián Calonge completó un curso brillante en el Grupo I de Segunda Autonómica, liderando la tabla en un sprint final de campaña trepidante
La UD Villamalea ha cerrado una temporada histórica en Segunda Autonómica proclamándose campeón del Grupo I y logrando así el ansiado ascenso a Primera Autonómica. El conjunto albaceteño ha firmado un curso impecable, liderando la clasificación y demostrando una regularidad, ambición y compromiso dignos de un equipo campeón.
Tras tres temporadas quedándose a las puertas del ascenso, este año el equipo ha dado con la tecla y ha culminado el objetivo con autoridad. Así lo resume su entrenador, Adrián Calonge, quien regresaba a los banquillos después de nueve años alejado por motivos laborales:
“¡Un sobresaliente! El club llevaba tres años seguidos intentando conseguir el ascenso y esta temporada hemos sido líderes desde la primera jornada hasta la última. Eso quiere decir que has tenido que hacer las cosas bien durante muchas jornadas, mejorando como futbolista y como persona”.
La clave del éxito: ser un equipo
Para Calonge, la unidad del grupo ha sido el pilar del ascenso:
“La clave creo que ha sido ser un equipo, donde todos sumamos. Durante una temporada te vas a encontrar con situaciones o problemas —lesiones, sanciones…— y en nuestro caso, todos los jugadores han aportado para sacarlo adelante”.
A ello se ha sumado el trabajo constante y la ambición de cada uno de los integrantes del vestuario:
“El trabajo en los entrenamientos, junto a la ambición y motivación de los jugadores por mejorar, ha sido fundamental. También quiero destacar la labor de la directiva, con esa misma ilusión y trabajo para que jugadores y cuerpo técnico estuviésemos lo más cómodos posibles”.
Hambre de fútbol y compromiso colectivo
Entre los aspectos más positivos del curso, Calonge destaca dos palabras clave: “hambre” y “equipo”. Según el técnico, este Villamalea ha entendido desde el inicio que el éxito del grupo debía estar por encima de cualquier interés individual:
“Había muchas ganas de conseguir el objetivo y de jugar en una categoría superior. Y lo más importante es que todos comprendieron que para lograrlo, todos los jugadores eran importantes: unas semanas aportando en el once inicial, otras desde el banquillo o en los entrenamientos… Se entendió que el objetivo común estaba por delante del individual, y eso no siempre es fácil de lograr”.
Un regreso especial a los banquillos
La temporada ha tenido un componente emocional especial para Adrián Calonge, que volvía a entrenar tras casi una década:
“Hasta 2016 había entrenado en Preferente y Tercera División, con otros ascensos. Esta temporada podía compaginarlo con mi trabajo y Villamalea me dio la oportunidad de volver. Tras conocer la propuesta y al grupo de jugadores, decidí iniciar este proyecto con la idea de ayudar a conseguir el ascenso y volver a disfrutar en los banquillos”.
“Ha sido un año con mucho trabajo y dedicación, pero ver la felicidad de los jugadores, la directiva y la afición tras lograr el ascenso en Tobarra en la última jornada ha hecho que todo merezca la pena”.
Objetivo cumplido, mirada al futuro
La UD Villamalea ha demostrado que la constancia, el esfuerzo colectivo y la pasión pueden llevar a lo más alto. El ascenso no solo representa un éxito deportivo, sino también un premio al compromiso de un club que llevaba años trabajando por este logro.
Ahora, la ilusión se traslada a Primera Autonómica, donde el equipo buscará consolidarse y seguir creciendo con la misma filosofía que les ha hecho campeones: humildad, unidad y ambición.