…. Que cantaba el mejor intérprete de tangos argentino de todos los tiempos, el gran Carlitos Gardel, y continuaba, barra querida de aquellos tiempos. Me toca a mi hoy emprender la retirada. Y, en consecuencia, abandonar la primera línea de la política municipal, esa a la que he dedicado los últimos doce años de mi vida, seguro que con sus luces y sus sombras.
Si todavía estuviera entre nosotros, mi madre y yo veríamos un montón de luces titilar todos y cada uno de los años en los que he tenido alguna responsabilidad municipal y, por el contrario, los fieles seguidores (bueno, eso de fieles es un decir, porque hay algunos que…) de Javier Cuenca solo atisbarán a ver sombras en forma de despilfarro socialista y herencia recibida. Y ojo, que los hechos son los mismos, pero cada uno los acentúa donde prefiere, que aquí las reglas de ortografía brillan por su ausencia.
Adiós muchachos, ya me voy y me resigno. A fin de cuentas ha sido una decisión personal y suficientemente meditada, creo, y como le dijo el Agente Smith a Neo en Matrix: “Todo lo que tiene un principio tiene un final”, y si el principio lo fue con Manuel Pérez Castell como alcalde de la ciudad, el final lo será cuando Modesto Belinchón prometa el cargo de alcalde para los próximos cuatro años, o al menos, ese es mi deseo y el de miles de conciudadanos.
Acuden a mi mente recuerdos de otros tiempos, de los buenos momentos que antaño disfruté. En estos doce años ha pasado de casi todo, hemos aprobado presupuestos que crecían y otros que decrecían, hemos tenido superávit y hemos tenido déficit, hemos cerrado acuerdos con los trabajadores municipales y también hemos tenido desencuentros con los sindicatos, hemos llevado a cabo multitud de obras en la ciudad y en las pedanías, pero seguro que hay ciudadanos que echan en falta alguna obra en concreto, hemos ganado elecciones, pero también las hemos perdido, ¡Y de qué manera!, hemos firmado multitud de convenios, pero soy consciente de que no hemos sabido o podido firmar otros, hemos otorgado licencias de obras y también hemos devuelto algunas tasas e impuestos a promotores que no han podido llevar a cabo dichas licencias. En fin, las consabidas luces y sombras, que para eso están.
Se terminaron para mi todas las farras, pero me voy tranquilo, moderadamente satisfecho y sin rencores. He procurado dar de mí todo lo que era posible dar. He puesto el alma de la que hablaba Manuel Pérez Castell en todo lo que emprendía. Me he lamido las heridas en solitario, cuando las cosas no han salido como las había planeado y, lo mismo que he procurado adaptarme a las circunstancias cuando pintaban bastos, a veces, sin mucho éxito, tampoco he sacado pecho cuando eran oros los que pintaban, o por lo menos lo intentaba. He aprendido a valorar y respetar al contrario, al ‘adversario político’ y creo haberme hecho respetar a base de trabajo y dedicación (buen consejo paterno). Otra vez las luces y las sombras.
Echo la vista atrás y no me arrepiento de haber cogido el camino de la política. Echo la vista atrás, me quedo con lo bueno y me aprovecho de lo malo para no caer dos veces en el mismo error. Echo la vista atrás y le agradezco a todos mis compañeros y compañeras de las diferentes corporaciones lo que me hayan podido enseñar, y a los trabajadores municipales lo que de ellos he aprendido, que ha sido mucho y variado. Echo la vista atrás y todavía me pregunto cómo Alejandra me ha aguantado todo este tiempo. Echo la vista atrás y sé que estoy en deuda con mi partido, que nunca podré devolver todo lo que me ha dado y que sería muy egoísta por mi parte pensar que alguien me debe algo.
No sería fiel a mí mismo, si no mirase también hacia adelante. Y cuando miro, veo, con la misma preocupación que Manu cómo puede quedar conformada la próxima Corporación, y no lo digo ni por la candidatura del Partido Popular, por poco que me guste, que no me gusta nada que la encabece alguien que se aprovecha de lo público para su propio lucro personal, ni por la que al final ha podido presentar Ganemos, que no deja de ser una amalgama de partidos y movimientos, por mucho que la disfracen de candidatura ciudadana, como si los demás fuéramos extraterrestres, mi preocupación reside en Ciudadanos, que se lo puede llevar crudo sin haber dado un palo al agua y eso les puede llevar a pensar que tienen patente de corso para elevar a la categoría de idea o propuesta cualquier ocurrencia de alguna noche de insomnio o lo que es aún peor, de charleta de bar a la hora del cafelito.
No cometeré yo la estupidez de restar méritos a Albert Rivera. Un Rivera que ha sabido hacerse un hueco en el panorama político y que ha sabido exportar desde Cataluña al resto del Estado un ideario de centro derecha liberal que hasta ahora parecía estar reservado al Partido Popular. Rivera hay solo uno y para la desgracia del resto de cabezas de lista de las candidaturas municipales, no es exportable. En Albacete Albert Rivera Díaz no se presenta, se presentan otras personas, que de momento, y como dice Carlitos, transitan de perfil por la vida política, no sea que… y a las que no se les conoce preocupación, ni actividad social, ciudadana o sindical alguna hasta hace cuatro días, o una semana en el mejor de los casos, y eso suena a oportunismo político, por mucho que tengan todo el derecho del mundo a presentarse, que eso nadie se lo niega. Solo el tiempo dirá si tengo razón o no la tengo.
Dos lagrimas sinceras derramo en mi partida por una barra querida que nunca me olvidó, y al darles a mis amigos adiós postrero, le doy con toda mi alma mi bendición. Pues eso, suerte y votos a raudales para Modesto el día 24 de mayo, y suerte, goles y puntos suficientes para que el Alba continúe en segunda división. Ni Vicen, ni Josema me perdonarían un final diferente.