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Feliz Navidad y próspero Alba nuevo

El pasado martes, 20 de diciembre, los aficionados al fútbol de nuestra ciudad y creo que los no aficionados también, aunque solo sea por aquello del chovinismo, nos sentíamos felices y esperanzados al principio de la jornada, y eso a pesar de que el sonido del despertador era tan molesto y estridente como siempre.

A eso de las diez menos cinco de la noche, seguíamos sintiéndonos felices, pero además, contentos y exultantes, cuando Álvarez Izquierdo pitó el final del partido en el Vicente Calderón y con éste concluía una eliminatoria copera que recordaremos mucho tiempo.

Como mucho tiempo hemos recordado aquella otra eliminatoria copera, esta vez en cuartos de final contra el Valencia, que terminaría jugando y perdiendo la final con aquel ‘Superdepor’ dirigido por Arsenio Iglesias y que duró tres días, al tener que suspenderse el partido por una tromba de agua de las que hacen época.

​Si entonces se abrió el cielo y cayo tanta agua que incluso los regantes valencianos dijeron basta, el pasado martes se debió de producir alguna suerte de confluencia o conjunción astral, que le dio al equipo más modesto de los dos, ese pequeño ratito de gloria que todos nos merecemos.

​De Albacete, de nuevo, el martes 20 de Noviembre partió una caravana de autobuses con destino final en Madrid, llevando como único equipaje esas bufandas del Alba que ni lo más optimistas pensaban que volverían a exhibirse en un estadio de Primera División; y no solo se exhibieron, sino que ondearon con fuerza cuando en el primer minuto de juego,  cuando Víctor Curto escribió en el marcador el 0-1.

​Más de uno (yo ente ellos) pensó “mira que si se repite el 0-1 del Nou Camp, con aquel gol de Bjelica, y nos metemos en octavos de final”.

​Y los minutos fueron pasando, unos (ellos) se ponían cada vez más nerviosos y les pesaba la ansiedad y otros (nosotros) nos fuimos asentando en el campo poco a poco. Y llegó el descanso y con el descanso llegaron los primeros minutos de relajación desde que comenzó el partido. Afortunadamente para nosotros, no hubo noticias del Atlético en la segunda parte, incluso el Alba se permitió el lujo de tirar más a puerta que su adversario.

Y llegó el final, el grito final de victoria, que no por inesperada fue menos celebrada. El Alba había pasado la eliminatoria, había dejado en la cuneta al Atlético de Madrid y de paso le puso fecha al finiquito de Gregorio Manzano. La Copa del Rey tiene estas cosas y, de vez en cuando, solo de vez en cuando, el pez chico se puede comer al grande. El Alcorcón le gana al Real Madrid, el Santa Coloma elimina al Barcelona o el Albacete ayuda al Atlético de Madrid a cambiar de entrenador.

‘Albacetazo’ pudo leer en el diario Marca del día siguiente el ‘Cholo’ Simeone, mientras negociaba su contrato con su nuevo equipo.

El día de Nochebuena coincidí en el Parque de Abelardo Sánchez con Antonio Gómez y mientras  intentábamos meterle un gol imaginario al cáncer de mama, le deseé toda la suerte del mundo en la próxima eliminatoria con el otro Atlético, el de Bilbao.

Antes y después de que los Reyes Magos nos hagan la visita anual de rigor y con la esperanza puesta en que la prima de riesgo se relaje, descienda el desempleo y la alquimista regional se olvide de nosotros, pobres mortales de esta Región, aunque sea solo por unos días, disfrutaremos de otra inesperada, pero merecida, eliminatoria de la Copa del Rey.

Primero será en Albacete y luego en Bilbao y pienso: ¿Será posible repetir aquel resultado de la primera campaña del Alba en Primera División?, cuando con dos goles de Antonio, el entonces jovencísimo Julen Guerrero, no podría comprender como un recién ascendido a la élite del fútbol español, y en la mismísima ‘Catedral les había ‘robado la cartera’, como dicen los comentaristas deportivos de primer orden.

Pero esto, querido lector, será harina de otro costal y palabras de otra redacción. Mientras tanto a soñar, que es gratis.