El día trece de julio de 2014 será sin duda alguna una fecha importante en la vida de Pedro Sánchez Pérez-Castejón y también, o al menos eso es lo que yo deseo, lo será para el Partido Socialista Obrero Español.
Ese día, y por primera vez en la democracia moderna española, un secretario general de un partido político fue elegido en primarias por la totalidad de los afiliados a la organización, lo que añadió a la elección un plus de representatividad que no lo tuvieron ninguno de sus predecesores. Vamos que ni el mismísimo Felipe González tuvo tal plus, que ya es decir.
Tan solo trece días después, Pedro Sánchez fue ratificado como secretario general en un Congreso Extraordinario,donde, además, se modificaron los estatutos federales de tal forma que toda aquella persona que quiera optar a la Secretaría General Federal, Regional o Provincial se tendrá que someter al mismo proceso. Pero a él siempre le quedará el recuerdo de haber sido el primero, de haber abierto un camino, confío que sin retorno, en el modo y manera de hacer las cosas en los partidos, al menos en el PSOE, porque en otros aún se lo están pensando, lo están estudiando o simplemente les suena a chino mandarín, como a Julio Anguita, que ha sentenciado que “en primarias todo el mundo opina”, y es que eso es lo malo, que cuando todo el mundo opina, no solo es difícil controlar el proceso, sino que el “Komitern” pierde peso, y eso es lo a Julio, entre otros, parece no gustar.
Desconozco si mi secretario es supersticioso, lo que sí sé es que es madrileño, porque si hubiera sido andaluz, igual tanto trece no le hacía mucha gracia. Desde aquella fecha no ha parado, ni de enviar mensajes, ni de tomar iniciativas como la de ordenar, sí, sí, ordenar a los eurodiputados socialistas españoles que no votasen a Juncker como Presidente de la Comisión Europea, a pesar de que a los jerarcas europeos eso de romper los acuerdos no les guste demasiado, pero es lo que hay debió de pensar Pedro, y tampoco ha parado de viajar, dentro y fuera de España, a Bruselas, a Estrasburgo a Italia y a las Agrupaciones Municipales Socialistas que le auparon a la Secretaría General, porque no hay nada mejor para saber lo que cuece se que estar en la pomada.
Para bien o para mal tenemos un Secretario General que no deja indiferente a nadie, y de igual forma que no se cortó un pelo a la hora de pedir disculpas a la ciudadanía por ser militante del mismo partido que sostenía al gobierno que indultó al banquero Alfredo Sáenz, indulto que fue anulado posteriormente por el Tribunal Supremo, no dudó en llamar la atención a Felipe González cuando afirmo que Jordi Pujol no era un corrupto, que tan solo estaba protegiendo a sus hijos.
Y es que Pedro es así. Cuando la ciudadanía reclama cercanía, su mensaje resulta cercano porque habla del los problemas reales y cotidianos de la gente de a pié; cuando la ciudadanía exige contundencia contra la corrupción, resulta que se compromete a que ningún corrupto tendrá la cobertura de las siglas socialistas; cuando la ciudadanía quiere transparencia, promete rendir cuentas de forma anual; cuando se pide a gritos contundencia, presenta iniciativas legislativas a favor de los parados sin subsidio, contra el maltrato animal, o inicia una lucha sin cuartel contra lo que quieren cambiar las reglas del juego cuando la partida está a punto de finalizar; cuando la ciudadanía reclama cambios en la estructura de los partidos, su figura aparece como el nuevo referente del socialismo; y cuando, desde dentro, veníamos reclamando la cohesión que solo puede conseguir un líder, tengo la impresión de que al fin hemos pulsado la tecla correcta y hemos acertado al elegir a la persona que puede devolver a los votantes socialistas, de dentro y de fuera de la organización, no solo la ilusión de confiar, sino de presumir de formar parte, cada uno como pueda o quiera, de un Partido Socialista serio, cohesionado, con ideas y con propuestas para hacer la vida más fácil a la ciudadanía.
Y así, entre tiros a canasta junto a Pablo Motos en El Hormiguero, hablando por teléfono en directo con Jorge Javier Vázquez en Sálvame, con Gloria Lomana en Antema 3, sentado en un sofá con Risto Mejide, o con Ángel Expósito en la Cope, hemos ido conociendo el apoyo del PSOE al Gobierno de Rajoy ante el desafío nacionalista de Artur Mas, su respeto a los aficionados a la tauromaquia, que nada tiene con ver con espectáculos tan bochornosos como el Toro de la Vega, su apuesta por una Europa de izquierdas que abomine de la austeridad como única fórmula para salir de la crisis, la idea del federalismo como una vía de solución a las identidades nacionalistas de algunos pueblos españoles, la necesidad de blindar constitucionalmente la sanidad, la educación y la dependencia, el rechazo al populismo exacerbado de algunos, o su apoyo a la libertad de las mujeres ante un embarazo de riesgo o no deseado.
A mi modo de ver, Pedro ha entrado con buen pie en esto de la política con mayúsculas, las primeras encuestas así lo avalan, aunque falte la encuesta real, la de las urnas, pero mientras esta llega, que llegará, disfrutemos de los nuevos aires que su forma de hacer las cosas ha traído, no solo al PSOE, sino al panorama político español en general, aunque a algunos les moleste su forma de remangarse la camisa, o que llame al pan, pan y al vino, vino, y quien sabe, si al contrario que el Alba, que no parece pillarle el tranquillo a esto de la segunda división, quien nos dice que Pedro Sánchez no ha iniciado su irresistible ascenso hacia La Moncloa.
Tiempo al tiempo, que cantaba Fito Páez.