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La pandi ‘popular’ queda de finde en Valladolid

La muchachada popular quedó el finde pasado en Valladolid para autoconvencerse de que son los mejores, de que más a la derecha de ellos y ellas no hay nadie, ni tan siquiera Marie Le Pen, que ya es decir de derechas, para cerrar filas en torno al líder (y aquí, por fa, no vale reírse cuando veas escrita en la misma frase dos palabras que se repelen más que los átomos de la misma carga, a saber; líder y Rajoy), para hablar pestes del contrario, o de los contrarios, aunque para el caso sea lo mismo, para hacer propuestas de un futuro más o menos lejano y para presumir de lo hecho hasta ahora, aunque de lo hecho hasta ahora poco, o nada, se pueda presumir.

Aunque para ser justos, hay que decir que no toda la pandi acudió a la cita pucelana, Mayor Oreja, porque ahora se ha puesto de canto; Aznar, porque tomó nota en su día y prefirió irse allende los mares, que Valladolid lo tiene muy visto; Vidal Cuadras y Ortega Lara, porque se han ido con su Vox a otra parte; y el tío Luis, porque con el cambio de domicilio no recibió a tiempo su credencial.
Al decir de los asistentes a la quedada de la pandi por donde discurre el Pisuerga, han hablado de todo y con todos, han hablado de economía, de la macroeconomía, de la prima de riesgo, de la evolución del desempleo en términos económicos, de las previsiones de crecimiento económico, del éxito económico de Rajoy que impidió el rescate al que, según ellos, estábamos abocados, de los buenos resultados económicos que reportará a las mujeres la reforma de la Ley del Aborto que propugna Gallardón, de … en fin, que Rajoy & Company se han pasado todo el finde vallisoletano presumiendo de lo que ellos consideran éxito económico y que el común de los mortales denomina desesperanza ante la falta de perspectivas de empleo,y estrangulamiento de la ya de por sí ahogada economía de subsistencia, antes llamada economía familiar.

Alguno de los asistentes, eso sí, por lo bajini y casi a escondidas, se preguntaba qué hacía allí. Se preguntaba porque pasaban los días y no se ponía cara al cartel electoral europeo, se preguntaba porque no se podía hablar de la contestada reforma de la Ley del Aborto, se preguntaba porque no se podía hablar de la estrategia antiterrorista del Gobierno, ni de la política fiscal, ni de las ramificaciones de la trama Gürtel, en fin, que este buen militante popular se preguntó a sí mismo a que había ido a una convención nacional de su partido, sino se podía hablar de política, con mayúsculas o con minúsculas, pero de política a fin de cuentas, que para eso uno milita en un partido que se dice político y al que se le supone la capacidad de tomar dediciones políticas que ayuden a la ciudadanía a soportar esta larguísima crisis económica que ya ha causado tantos o más estragos,que las siete plagas de Egipto juntas y a la vez.

Esa ciudadanía que se agolpaba a las puertas del Auditorio Miguel Delibes protestando pacíficamente contra la reforma de la Ley del Aborto, a favor de los desahuciados por las hipotecas, en defensa de una sanidad y una educación públicas y de calidad y a favor de los afectados por las preferentes y que veía como lo que a ellos y a ellas les preocupa realmente, no tenía ningún eco de puertas para adentro y que lo que ellos y ellas entendían como justas reivindicaciones rebotaban, una y otra vez, como una pelota en la pared de un frontón.

A Rajoy, que le gusta poco hablar de política, no iba en Valladolid a cambiar de gustos ni de costumbres, como tampoco iba a cambiar la Marca España ni siquiera por el Marca con el que se fotografía.

A Rajoy lo que realmente le pone no es anunciar una reforma fiscal tan imprecisa en el tiempo como en su contenido, ni anunciar creación de empleo neto dos días antes de conocer que el desempleo ha vuelto a repuntar en España, a Rajoy lo que le pone realmente es emular al Rey Juan Carlos y mandar callar a Rubalcaba ante un auditorio entregado. Ese fue su momentazo, el cenit de sus discursos, el sumun de sus intervenciones y el motivo principal de su viaje a tierras vallisoletanas. Que oye, que para eso cada uno tiene su orgullo y sus gustos.

A estas alturas no sabemos si nuestra Alcaldesa acudió a la cita, y si lo hizo, tampoco sabemos si mientras escuchaba el triunfo del Alba frente a La Roda en el derbi provincial por excelencia de las dos últimas temporadas, con hack trick de César Díaz incluido, tuvo tiempo de pedirle a la consejera de Empleo y Economía del Gobierno Regional y al ministro de Hacienda, el mismo al que Esperanza Aguirre acusa de hacer política fiscal de corte socialdemócrata, que ya es tener imaginación, ya, los informes preceptivos y previos necesarios para poner en marcha en nuestra ciudad un Plan de Empleo que alegre un poco la vida a alguna de las 21.387 personas que a fecha de hoy se encuentra en demanda de empleo y que son 863 más que hace tan solo treinta días, porque de no de hacerlo, o de no recibirlo, el Plan no podrá ponerse en marcha.

Y todo por obra y gracia de una Ley, la de reforma de la Administración Local, que solo votó a favor el Partido Popular y que ha condenado a la ciudadanía a tener que estudiarse el B.O.E. de 30 de Diciembre de 2013, para conocer qué Administración tiene esta o aquella competencia, y poder llamar a la puerta correcta y evitarse así la consabida contestación que puso de moda Larra, pero adaptada a los tiempos actuales, de “Vuelva usted mañana, pero además vaya a la oficina de enfrente, que aquí ya no es”.
Y mientras esperamos esos informes como agua de mayo, prometo que la semana próxima hablaremos de los intereses de Carmen Bayod, que no tienen porqué coincidir con los intereses de la ciudadanía, como ya vamos sabiendo.